Ya desde antes del nacimiento es natural que los padres de un bebé se preocupen por la salud de su pequeño. Y conforme va creciendo existe el deseo y el esfuerzo para ofrecerle las mejores condiciones para que su desarrollo sea el más adecuado tanto en lo físico como en lo intelectual, lo emocional, lo moral, etc.
En el momento en el que el bebé nace hay una serie de pruebas que realiza el médico que lo recibe. Conforme va creciendo, en sus chequeos periódicos se van efectuando otros exámenes y evaluaciones para determinar si su evolución y maduración son las que corresponden a la edad en la que el pequeñín se encuentra.
Esto es lo más deseable ya que ante cualquier duda el médico puede ordenar algunas otras pruebas para descartar posibles problemas, o en todo caso remitirlo con el o los especialistas que correspondan.
En la actualidad existen muchas guías para saber cómo detectar si tu niño tiene algún problema. Las puedes encontrar en publicaciones especializadas para padres, ya sean impresas o en sitios de internet, o bien el pediatra te puede orientar al respecto.
Todas estas guías no sustituyen ni a los maestros ni a los médicos especialistas pero pueden marcarte pautas para que sepas si en determinado momento hay alguna señal de que algo requiere de una mayor atención.
En el caso de la vista, cuando los niños son muy pequeños es posible notar si ven o no, pero es muy difícil detectar si hay algún problema que les impida ver correctamente. Los problemas como el estrabismo pueden ser muy notorios a simple vista, pero hay otros que no lo son tanto, y si pasan desapercibidos entonces su tratamiento ya no es todo lo oportuno que debería y puede perder eficacia, dificultarse, y peor aún, dejar graves secuelas para toda la vida.
Ten en cuenta que un niño no tiene la capacidad de evaluar si ve bien o no. Pero puede haber ciertos síntomas como por ejemplo la distracción en clase, la falta de interés en algunas actividades, dificultades de conducta y/o de aprendizaje.
Con mucha frecuencia hay niños que son víctimas de burlas o rechazo por parte de sus compañeros debido a que no aprenden al mismo ritmo que los demás o son torpes en los juegos u otras actividades. Esto puede causar graves problemas de autoestima en los pequeños, ¡y pensar que la solución puede ser tan sencilla como llevarlo a una evaluación con el oftalmólogo!
No pienses que porque tu hijo es tan pequeño que aún no sabe leer no va a poder responder a las pruebas que se le hagan. Existen en la actualidad grandes avances en oftalmología pediátrica que permiten detectar y tratar problemas aún en bebés de edades muy tempranas.
Recuerda que ante cualquier problema físico, la detección oportuna y su respectivo tratamiento son factores básicos para una mejor y más pronta recuperación. Si tu pequeño no ve bien entonces toda su percepción del mundo, su aprendizaje y su adaptación no van a ser lo que deberían y esto puede tener muy graves repercusiones a lo largo de toda su vida.
Deja un comentario