Los abscesos son infecciones locales que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo y son producidas por distintos motivos dependiendo del área de infección. La cavidad bucal tiene una flora normal de bacterias que, al igual que en otras áreas del organismo, se mantienen en un nivel controlado siempre que las condiciones de su medio sean naturales, por ejemplo, pH, temperatura, entre otras.
Cuando existen desajustes en las condiciones ambientales del medio donde se desarrollan esas bacterias normales, en este caso la boca. Al ser estos microorganismos seres oportunistas van a reproducirse con mayor velocidad y de esta manera incrementan su número. El término oportunista que se le da a ciertas bacterias y hongos hace referencia a la capacidad que tienen estos microbios de reproducirse cuando las condiciones de su medio se lo permiten.
Cuando se presentan ciertos desbalances, las bacterias presentes en la cavidad bucal se acumulan y atacan a los tejidos produciéndose entonces una respuesta inmunitaria la cual se va a ver representada con la formación de un absceso.
Causas de formación de abscesos en los dientes
Si bien el desencadenante de la formación de los abscesos es la acumulación de ciertas bacterias en un área local, esta acumulación puede estar causada por distintos motivos. Entre ellos se mencionan:
- Caries dentales: cuando hay presencia de caries en un diente, este va a tener en su superficie una lesión que va a resquebrajar y disminuir el esmalte dental facilitando la acumulación de bacterias sobre. En ocasiones las caries son tan profundas que los microbios logran introducirse hasta en interior de la pieza dental.
- Dientes partidos: hay ocasiones en las que por diversos motivos como por ejemplo un traumatismo o producto de las caries profundas, el diente se parte. En estos casos, de no ser tratada la lesión a tiempo, los microbios logran acceder al interior del diente y forman abscesos.
- Infección de las encías: enfermedades y distintas afecciones de las encías como la gingivitis, tienden a producir abscesos en la región de las encías que se encuentran más próximas al diente. En estos casos, la lesión puede ser superficial o convertirse en profunda a medida que el absceso logra penetrar el interior del diente y busca la pulpa o la raíz.
- Falta de higiene bucal: malos hábitos de higiene bucal así como técnicas incorrectas del cepillado pueden desencadenar una acumulación de bacterias en la cavidad oral, lo cual si no es tratado a tiempo puede producir uno o más abscesos.
- Heridas o lesiones en las encías o el interior de la boca: en ocasiones se pueden producir rasgaduras o heridas en el tejido de la cavidad bucal motivadas a distintas causas como el uso de los aparatos de ortodoncia cuyos alambres causen irritación en las encías, introducir objetos contaminados en la boca así como lesiones ocasionadas al ingerir y masticar diversos alimentos.
Cómo saber si tienes un absceso dental
Cuando hay presencia de un absceso en algún diente, se producen una serie de síntomas en la persona que pueden o no estar presentes en todos los casos. Para determinar si tienes un absceso dental lo más recomendable es que acudas inmediatamente al dentista una vez detectes alguno de los siguientes síntomas:
- Dolor de muelas: el dolor producto de un absceso suele ser un poco diferente que el dolor de muelas tradicional. Puede ser un dolor localizado específicamente en el diente donde se encuentre el absceso o, dependiendo de cuán avanzado se encuentre la lesión, alcanza a los dientes más cercanos a él.
- Incomodidad al masticar: bien sea por el dolor o por la existencia de inflamación, al tener un absceso en un diente suele ser incómodo masticar y tragar los alimentos.
- Irritación de las encías: va acompañada de hinchazón, enrojecimiento, dolor y en ocasiones sangramiento de las encías.
- Inflamación: puede darse tanto en las encías como en el paladar y suelo de la boca, así como en la cara interna de las mejillas. Si la infección se propaga, la inflamación puede alcanzar el oído así como producir fiebre.
- Incremento del tamaño de los ganglios linfáticos: la formación del absceso se da por la acumulación de linfocitos y células blancas del sistema inmunológico que reaccionan ante los agentes patógenos. Por este motivo, una extra liberación de células inmunes van a producir una inflación de los ganglios linfáticos adyacentes del cuello.
¿Qué puedes hacer ante un absceso?
Lo ideal es asistir a la consulta con el Odontólogo al presentar los síntomas anteriormente señalados, ya que de no ser tratados a tiempo los abscesos pueden producir complicaciones como la propagación de la infección a otras áreas.
Existen medicamentos que van a ser recetados por el dentista como los antibióticos para tratar la infección y los analgésicos antiinflamatorios para controlar el dolor y reducir la hinchazón. También hay remedios caseros que se pueden realizar en casa como acompañante de los fármacos recomendados por el odontólogo. Tomar infusiones de té y hacer gárgaras de agua tibia con sal pueden ayudar a aliviar el dolor, la inflación y en el último caso controlar la propagación de bacterias.
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