Hablar, comer, bostezar, estornudar, reír a carcajadas. Si lo piensas bien, todas estas acciones cuentan con cosas en común, y es que para concretarse obligan a la mandíbula a realizar su movimiento al abrir y cerrar la boca.

Sin darnos cuenta, esta actúa durante gran parte del día, incluso cuando dormimos; sin embargo, algunas veces estos movimientos pueden alterarse y hacer que la mandíbula se trabe con serias  consecuencias negativas llevando a afecciones en un grado importante.

Si nunca has sufrido esta situación o dolor en la articulación que está por delante de los oídos, siéntete afortunado, pues las lesiones sobre ella no son menores. Por distintos motivos, nuestra mandíbula puede ser víctima y así padecer algún padecimiento, expandiendo el dolor incluso a otras zonas de nuestro cuerpo.

Más delicada de lo que pensamos

Distintos estudios revelan que aproximadamente un 30% de la población mundial sufre del trastorno temporomandibular, el cual no solo afecta a la zona, también trae secuelas que se reflejan en molestias en el cuello, incluso dolores de cabeza recurrentes.

Sus principales síntomas son molestia en la región mandibular, obligando a la persona a abrir la boca de menor forma debido al dolor. En el rostro, sobre todo a los costados, sentirás que ciertos movimientos musculares se vuelven incómodos, mientras que tus oídos sufrirán este padecimiento.

Malos hábitos, movimientos bruscos al ingerir alimentos, incluso golpes forman parte de los orígenes del problema, situación en la que el afectado suele dar poca atención al caso. Si pasas por los síntomas ya descritos, es preferible que acudas con tiempo a ver al doctor.

Puedes pasar por el quirófano

Visita al odontólogo apenas sientas que presentas el caso. Este se encargará de someterte a los estudios necesarios en el laboratorio dental y así determinar si lo padeces, como también aplicar el tratamiento necesario.

Si el caso va más allá de lo que pueda ser un simple tratamiento, deberás pasar por el quirófano. Esto es un ejemplo extremo, pero han existido casos en los que el descuido ha llevado a la persona a usar la intervención como su último recurso.

Cómo evitar que suceda

Si ya pasaste por esta situación no querrás que vuelva a ocurrir. Para eso, debes mantener a raya ciertas actividades, además de someterte a una terapia en la que tú mismo puedes ayudar a la zona a volver a estar en su lugar.

1. Para empezar, evitar la ingesta de alimentos en grandes pedazos, esto llevará a una más fácil mecánica para tu estructura dental sin la necesidad de forzar la zona. Imagina que comes una hamburguesa. A veces, su tamaño va más allá de lo normal, obligándote a abrir la boca de manera pronunciada. Son estos los casos que dan pie a las molestias.
2. Abandona el chicle. Si eres una de esas personas que lo consume regularmente, recuerda dos cosas: mantiene en constante actividad, más de lo normal, incluso, a tu mandíbula, sacándola de posición de vez en cuando. Además, muchos de estos incluyen grandes cantidades de azúcar, hecho poco recomendado para tu organismo.
3. En ocasiones, y casi de manera involuntaria, nos llevamos objetos a la boca. Esto ocurre cuando estamos concentrados en alguna situación o simplemente pasa a ser un mal hábito tomado. Presta mayor atención a lo que haces y evita hacer daño a la región.
4. Evita el estrés. Algunas personas aprietan los dientes al dormir, lo que, sin darse cuenta, va afectando el lugar. Hoy en día existen tratamientos para el problema, empezando por protectores bucales de uso específico para estos casos.
5. Coloca compresas frías y calientes en el área, esto ayudará a desinflamarla.

Si con lo escrito anteriormente persiste el problema, es momento de acudir con un odontólogo.

Historial médico

Otra serie de enfermedades pueden hacer de la persona más propensa a sufrir del trastorno temporomandibular. Un ejemplo de esto es aquellas que padecen artritis, pues cuentan con altas posibilidades de verse afectadas.

Otras con historial médico en el que se noten distintos problemas musculares o lesiones causadas por altos impactos, también tienen muchas opciones de ser víctimas de dicho padecimiento.

Ejercita la zona

Existen diversos ejercicios para ayudar a aliviar la región. Puedes tomarlos en cuenta si sufres de alguna molestia, y también sirven para evitar que algún contratiempo afecte el área. Sigue estos pasos para que logres mejorar tu mandíbula:

1.- Abre tu boca gradualmente, pero sin llegar a un punto en el que llegues a sentir dolor.

2.- Mueve tu mandíbula hasta adelante todo lo que esta alcance a dar.

3.- Cierra tu boca también de manera gradual.

4.- Lleva hacia atrás tu mandíbula hasta donde esta pueda alcanzar.

Hazlo entre cinco y siete veces para aliviar las molestias.

Otro que puede ser de mucha ayuda:

1.- Haz una forma de puño con tu mano y ponla bajo tu mentón.

2.- Presiona hacia arriba con la boca un poco abierta.

3.- Presiona ahora hacia abajo, pero en este caso con tu boca. Hazlo aproximadamente durante 15 segundos.

Hazlo también entre cinco y siete veces.

Todas estas recomendaciones deben realizarse con cuidado y evitando llevar la mandíbula a los costados, así podrás ayudar a que los problemas ocasionados vayan desapareciendo.