Seguramente te preguntarás de qué enemigos se trata, y en este caso nos referimos a los enemigos de tus dientes.
La idea de que una buena dentadura depende exclusivamente de una buena higiene dental es un tanto equivocada. Se requieren otros tipos de cuidados y precauciones para con los dientes, además de de la prevención y tratamiento de caries, el cuidado de la salud de las encías y los tratamientos de ortodoncia para corregir defectos y malformaciones en los dientes y/o en la mordida.
La capa exterior de los dientes se conoce como esmalte y está formada por un tejido que por cierto es el de mayor dureza en el cuerpo humano. Esta capa tiene un grueso variable dependiendo de la zona de cada diente. Hacia las cúspides o coronas es donde se encuentra la capa más gruesa y va adelgazándose conforme desciende hacia la raíz. El grosor de esta capa en su parte más gruesa puede ser de hasta unos 3 mm en las piezas anteriores o frontales y de cerca de 2 o 2.5 mm en las posteriores.
El esmalte está constituído principalmente por calcio pero no es el único elemento que lo forma. La mayor parte es un compuesto inorgánico y se calcula que tan solo una parte menor al 10 % es de materia orgánica y agua. Tiene una estructura celular de características especiales entre las que destaca el hecho de que no se regenera, por lo que los dientes, una vez que se dañan, ya sea por caries o por otros motivos, es necesario eliminar la caries y/o restaurarlos para evitar que el deterioro continúe.
Todos sabemos que los azúcares son grandes enemigos del esmalte dental, pero no son los únicos. Esto es muy importante ya que tener cuidado con lo que comemos, con miras a una mejor salud dental no solamente significa no comer dulces y alimentos azucarados. Como bien sabemos, el proceso digestivo comienza en la boca, con la salivación. Muchos de los alimentos que comemos, aunque no sean dulces dejan residuos en los dientes. Estos residuos, en combinación con la saliva cambian su composición química y pueden dejar restos de azúcares y otras sustancias que poco a poco van formando incrustaciones de sarro deterioran el esmalte de los dientes, ya sea porque producen reacciones químicas resultantes en ácidos o en otras sustancias abrasivas, o bien porque favorecen la proliferación de las bacterias causantes de las caries.
Entre los principales alimentos que si no se consumen con moderación y se practica una buena higiene bucal pueden causar daño en el esmalte dental destacan algunos cítricos como el limón. Esto no significa que deben dejar de comerse, ya que por otro lado aportan grandes beneficios para la salud. Lo ideal es beberlos con popote y colocar este de manera que el jugo no entre en contacto con los dientes. Una vez que se ha terminado se recomienda un buen aseo bucal.
Las bebidas carbonatadas y/o refrescos embotellados son sumamente dañinos para los dientes ya que contienen altas cantidades de azúcares y ácidos por lo que pueden resultar muy abrasivas para el esmalte dental, por lo que se recomienda abstenerse lo más posible.
El alcohol es dañino para el organismo en general y para dientes y encías en particular ya que reduce de manera importante la producción de saliva, lo que puede ocasionar irritación en el interior de la boca aunque a primera impresión resulte imperceptible. Esto deja a dientes y encías en situación de gran vulnerabilidad. Se recomienda beber mucha agua y asearse correctamente la boca después de consumirlo.
Los alimentos conservados en vinagre, como es el caso de los pepinillos, debe hacerse con moderación ya que los ácidos y sales que se emplean en su preparación son altamente agresivos para con el esmalte dental.
Debes tener siempre presente que el daño que te pueden ocasionar todos estos enemigos de tus dientes no lo vas a notar de un día para otro. Ten en cuenta que los dientes te van a durar toda tu vida, pero sin los cuidados necesarios los estragos irán apareciendo en forma imperceptible. Para cuando te des cuenta el daño estará muy avanzado.
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