El más importante de los objetivos de la odontología es restaurar la función normal, la estética, el confort, el habla y con ello salud de las personas que padece alguna enfermedad bucal y que los lleva a perder piezas dentales, desafortunadamente las personas de la tercera edad es población más afectada en la actualidad, esto se debe a procesos degenerativos y de envejecimiento donde la salud dental no podía quedarse atrás.
El efecto negativo más evidente de este envejecimiento es a nivel estético, al observarse fácilmente espacios vacíos en la boca de estas personas; pero además hay consecuencias psicológicas y sociales que son relevantes y afectan la percepción que tiene la persona de sí misma, no se trata solo de brechas antiestéticas, existen consecuencias ocultas más importantes que afectan la funcionalidad, salud y el bienestar psíquico de los afectados.
Cuando se pierden los dientes inicia un proceso de degeneración del hueso porque necesita estimulación constante para mantener su forma y densidad, la pérdida comienza en el hueso alveolar (hueco o saco en que se alojan los dientes), para que se conserve es necesaria la estimulación que proporcionan las propias piezas dentales al hacer cientos de contactos a lo largo del día, estas pequeñas tensiones se transmiten a través del ligamento periodontal que se encuentra entre los dientes y el hueso provocando que el éste último se remodele continuamente, así que cuando se pierde el estímulo se perderá poco a poco el hueso, disminuyendo su estructura en lo ancho, luego a lo largo y, finalmente el volumen del hueso como tal. Durante el primer año posterior a la extracción habrá una disminución del 25% en el ancho del hueso y será cada vez mayor conforme pase el tiempo.
El daño continúa porque a medida que el hueso pierde sus dimensiones la encía que lo rodea y protege también disminuirá gradualmente, sin mencionar que la capacidad de masticar y hablar se ve afectada incidiendo en las funciones básicas
Esto no se detiene aquí, después que se pierde hueso alveolar y se adelgaza la encía, el hueso basal, maxilar superior o mandíbula, según el caso; también comienza a perderse en todas sus dimensiones, trayendo como consecuencia una disminución en la distancia de la nariz a la barbilla, y con ella el tercio inferior de la cara se reduce, dando paso a que la barbilla gire hacia adelante y arriba, dando a la persona que lo padece el clásico aspecto de bruja, que se refuerza cuando las mejillas pierden el apoyo de los dientes por lo que se vuelven huecas; la pérdida extrema de hueso puede llegar a extremos más alarmantes como la fractura de la mandíbula.
El llamado “Colapso de la Mordida” ocurre cuando faltan varios los dientes posteriores, como estos regulan la altura (dimensión vertical), al perderse hace que los dientes delanteros sean presionados o empujados hacia delante, provocando su giro hacia el frente, contribuyendo con ello a alterar la función y estética; la razón de este desplazamiento es porque los incisivos que no están preparados para soportar las fuerzas de la masticación; su forma y posición se emplean al cortar y rasgar la comida.
Un dato curioso es que las personas sin dientes por lo general mantienen una expresión facial de tristeza, esto se debe a que los labios se hunden porque no tienen apoyo de los dientes y los tejidos de las encías, estos últimos funcionan como sostén durante nuestras expresiones armónicas en reposo, además cuando faltan piezas dentales la lengua se propaga en el espacio y la cara se derrumba.
Los molares son los primeros dientes permanentes que entran en erupción y desafortunadamente los primeros que se pierden como resultado de las caries dentales, enfermedades de las encías y fracturas.
Las investigaciones recientes han demostrado que se pueden utilizar dientes naturales de la misma persona para eliminar los espacios huecos, por ejemplo, extrayendo un tercer molar y poniéndolo en el lugar del primero; pero que puede traer problemas de reabsorción de canal radicular y enfermedad de las encías, por lo que no es un procedimiento que se emplee con frecuencia.
Otra opción para reponer dientes perdidos son los implantes dentales y sobre ellos las coronas, que recuperan el aspecto natural y arquitectura de la cara; además, reducen el estrés en los dientes restantes y puede recuperarse la mordida, mejorando la eficiencia en la masticación y evitando el desplazamiento de los dientes restantes.
¿Qué se puede hacer para evitar la pérdida de hueso?
Principalmente utilizar implantes dentales que se adapten a tu condición actual, ya que estos serán la base para seguir estimulando al hueso, servir como relleno, ayudarán en la mordida y proceso de masticación además de complementar funciones estéticas.
Un estudio realizado en Reino Unido para dar seguimiento a los implantes dentales colocados por diferentes dentistas encontró que de los que 1 200 implantes colocados en un período de 10 años, más del 99% de los fueron exitosos y funcionales, además la supervivencia de los dientes adyacentes no se vio comprometida.
Las ventajas relacionadas con la salud posterior al uso de implantes dentales incluyen menor riesgo de deterioro en los dientes de pilar, reducen los índices de fracaso endodóntico, ofrece mayor longevidad, preservan los huesos, mejoran la funcionalidad y estética, por otro lado las ventajas psicológicas son extensas ya que las personas vuelven a ser las mismas de antes, reduciendo exponencialmente los problemas de autoestima y confianza, los implantes dentales tienen una vida útil de aproximadamente 10 años y en muchos casos acompañan a la persona durante toda su vida.
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