Para nadie es un secreto que las visitas al dentista son uno de los temores más frecuentes entre todas las personas, no sabemos si se debe a la imagen que tiene la profesión desde tiempos ancestrales, a las experiencias negativas que algunos de nosotros tuvimos durante la infancia, a los comentarios que escuchamos o a que efectivamente es una consulta traumática por el ruido de la “fresa” (pieza mano), el ganchito que introducen a veces sin cuidado, la inyección para anestesiarnos, las extracciones o la suma de todo ello.
El punto es que prácticamente todos queremos evitar la visita al dentista, lo que la mayoría de las veces se contraproducente por varias razones.
1.- Les enfermedades bucales avanzan sin detenerse
Muchas enfermedades de autolimitan e incluso se curan solas sin necesidad de ir el Médico, por ejemplo el dolor de estómago, un golpe ligero o torcedura, dolores de cabeza, etcétera; los padecemos un rato y gracias a la respuesta de nuestro organismo (homeostasis) se resuelven solas.
Algunas enfermedades bucales también se resuelven a través de la homeostasis, como las úlceras bucales (“fuegos”), algunos dolores de los músculos que participan en la masticación: labios, mejillas, parte inferior de la mandíbula y pequeñas molestias en la lengua; pero salvo esos casos, la mayoría de las enfermedades bucales avanzan sin detenerse, el organismo no tiene capacidad de reparar una lesión cariosa, el daño en las encías, los desgastes dentales, úlceras precancerosas y muchas otras.
El avance del daño suele ser lento; pero no se detiene.
2.- A mayor tiempo, mayor daño
Naturalmente, mientras más tiempo pase sin atender estas enfermedades bucales el daño será mayor; pongamos por ejemplo las caries dentales: Inician con una leve desmineralización del esmalte, que si se atiende a tiempo puede ser reversible, hay tratamientos oportunos que remineralizan estas lesiones, incluso las caries incipientes, cuando apenas han iniciado el proceso de destrucción del esmalte; así, si el dentista detecta oportunamente la desmineralización o una caries limitada al esmalte, es muy probable que pueda atenderla sin anestesia, en poco tiempo, sin dolor y no muchos materiales, lo que se traduce en menor costos y ninguna molestia.
Si nos olvidamos del dentista esta caries incipiente continuará sin dar mayores molestas hasta formarse una cavidad, primero pequeña a la que solemos no darle importancia y luego más grande.
Si asistimos al Dentista en esta etapa, seguramente se requerirá anestesia, retirar la caries con la fresa o taladro, poner medicamentos y luego obturar (“tapar”) con amalgama, resina o una incrustación… naturalmente se requerirá más tiempo, materiales y medicamentos; habrá más molestias y será más caro, este tratamiento costará entre mil y cinco mil pesos, según la complejidad, material, preparación del Odontólogo y zona en que se localice el consultorio dental.
3.- El insoportable dolor de muelas
Si insistimos en evitar la visita al Dentista y preferimos tomar analgésicos para soportar las primeras molestias con la esperanza que se pasará; el resultado será exactamente el contrario: el proceso de destrucción de los tejidos del diente avanzará hasta llegar al nervio (“pulpa”), que al inflamarse y chocar contra las paredes de la cámara pulpar provocan el dolor característico que nos hace sufrir más que cualquiera otro, porque no es fisiológico como el parto, sino patológico, por enfermedad.
Cuando se presentan estos síntomas se requerirá un tratamiento más complejo, como la “Endodoncia” o tratamiento de conductos, que aunque lo pueden efectuar los Odontólogos Generales, es mejor que los realice el Especialistas; en ambos casos se requerirá más tiempo, más instrumental, material y equipo, habrá más molestias y será más caro.
El tratamiento de conductos de un molar, por ejemplo, puede alcanzar los cinco o seis mil pesos, y luego se requerirá restaurar el diente con poste y corona con un precio aproximado de otros cinco o seis mil pesos.
4.- Extracción y prótesis o implante
Algunos pacientes son “heroicos” y soportan las molestias hasta que destruye la corona y se fractura el diente, sin otra opción que realizar la extracción; que desafortunadamente será complicada porque las raíces quedan atrapadas por el hueso y se han deshidratado, lo que las vuelve frágiles al procedimiento, que requerirá varios cartuchos de anestesia, mucho tiempo quirúrgico, por lo que habrá molestias posteriores y aunque es más barata que un tratamiento de conductos, requerirá una prótesis o un implante para reponer el diente perdido, con un costo cercano a los diez y ocho mil pesos si es prótesis, y veinticinco mil pesos si es un implante.
¿Verdad que olvidarte del dentista te puede salir muy caro? Mejor acude a consulta cada seis meses para que detecte a tiempo tus necesidades y las atienda con pocas molestias y menos caro.
Deja un comentario