Para cualquier padre de familia la salud de sus pequeños es una gran preocupación, y desde que nacen cuidan llevarlos puntualmente a sus citas de control, aplicación de vacunas, revisiones, etc. En cuanto a la salud bucodental la situación debería ser la misma, pero es muy común que este aspecto se descuide, sobre todo en los primeros años. Regularmente los padres revisan que los dientes  del bebé vayan saliendo a la edad correspondiente. Pero difícilmente se les lleva a una revisión dental profesional a menos que se sospeche la presencia de caries, defectos muy aparentes, infecciones o que se presente alguna herida o golpe.

¿Cómo hacer que los niños pierdan temor al Dentista?

En los niños hay un cierto temor normal a lo desconocido, pero cuando un bebé está acostumbrado al trato con diferentes personas no tiene por qué haber problemas en las primeras visitas al dentista. La situación puede cambiar rotundamente dependiendo de la actitud de los papás, hermanos, amigos y compañeros de la escuela es determinante en la actitud de los niños para con el dentista.

A continuación te ofrecemos los mejores consejos que dan los expertos para evitar que la visita al odontólogo NO resulte una experiencia desagradable o traumática para tu niño.

1. Familiarización. La regla de oro para que la primera visita al dentista se realice exitosamente es que se efectúe alrededor de los dos años. Lo más probable es que el médico no encuentre nada, sino que se trate de una consulta preventiva. Es muy aconsejable que para que esta primera cita no resulte impactante para el pequeño, que  los padres lo familiaricen con la revisión de su boca, el trato con personas ajenas a la familia, etc. Cuando esto se hace a temprana edad no resulta muy difícil ya que de alguna forma el niño se habitúa a las revisiones periódicas de su pediatra.
2. Especialista. Es primordial que a los niños los atienda un odontopediatra, esto es, un dentista especializado en niños ya que además de conocer a fondo la evolución de la dentición de los niños así como sus características anatómicas y fisiológicas, conoce también la correcta forma de tratarlos para que se establezca una relación cordial y de confianza en beneficio de la salud de tus hijos.
3. Evitar infundir el Miedo. El miedo o la ansiedad no surgen así como así. Generalmente se han dado algunas experiencias negativas previas, o bien el pequeño capta la actitud de sus padres, abuelos u otros adultos a su alrededor y se forma un criterio que lo predispone al temor.
4. Crear Confianza. La vista de los aparatos, las agujas y el instrumental médico pueden resultar impresionantes para los niños, y por supuesto los ruidos producidos en un consultorio. No sobra repetir en este punto la importancia que tiene el acudir con un especialista en odontopediatría para que sepa cómo ganarse la confianza del niño y manejar cualquier situación que pueda surgir, ya sea con su pequeño paciente o con los padres de familia.
5. No Crear Temores. De ninguna manera aseguramos que este consejo sea el más importante de todos pues cada caso puede tener características que lo diferencian de los demás, pero no podemos negar que una forma, por cierto muy generalizada en muchos ambientes socioculturales, de forzar a los niños a portarse bien y a obedecer es amenazarlos con llevarlos al dentista, al médico donde se les va aplicar una inyección. Este es un error garrafal ya que cuando llega el momento en que verdaderamente hay que inyectar a los niños o llevarlos al médico, van completamente aterrorizados y asocian esto con una actitud de enojo, rechazo o desamor de parte de sus padres, cuando en realidad ¡es totalmente al contrario!
6. Importancia del odontopediatra. Antes de llevar a tu hijo con el dentista asegúrate de que efectivamente es odontopediatra, visita su consultorio con anterioridad para que observes cómo trata a otros niños, si hay un ambiente adecuado y agradable en la sala de espera, de ser posible toma referencias con otros pacientes, y si no conoces a ningún odontopediatra entonces nadie mejor que el pediatra de tu hijo para que te recomiende algún especialista de su confianza.
7. Ser Claro. Cuando se trata de niños que ya comprenden a dónde se les lleva no se recomienda de ninguna manera llevarlos con engaños. A los mayorcitos lo mejor es explicarles la importancia de visitar al dentista y también de alguna manera clara y sencilla el o los procedimientos que se les van a realizar.
8. Busca un especialista con el que tu hijo se sienta a gusto. Cuando los chicos han llegado a la pre adolescencia o a la adolescencia la situación puede complicarse un poco, sobre todo cuando no se les ha inculcado a los jóvenes el hábito de acudir al médico y al dentista. Es muy importante en estas edades no descuidar el correcto desarrollo de los niños y jóvenes y además de su estado general de salud vigilar estrechamente su salud bucodental para evitar problemas posteriores, no solamente de tipo físico sino también psicológico.
9. No Rendirse. No sucumbas ante el drama de terror de los niños ante la visita al dentista. Algunos niños sienten tal terror que hay padres que minimizan la importancia de visitarlo periódicamente. Incluso hay quienes llegan a pensar que en realidad los dentistas citan a sus pacientes con más frecuencia de la necesaria tan sólo para obtener mayores ganancias. Recuerda que cualquier descuido o negligencia puede significar en un problema muy serio el día de mañana.