Si piensas que la lactancia materna y el tratamiento de ortodoncia tienen tanto en común como la jardinería y mecánica automotriz ¡Estas equivocado!, la afirmación anterior no se basa en comentarios o pensamientos idealizados por el contrario tiene bases científicas, específicamente en el 2013 la Revista de la Asociación Dental Americana (ADA) incluyó un artículo exponiendo los beneficios reales de la lactancia materna en la salud oral, y los resultados fueron sumamente interesantes abarcando otros temas como la ortodoncia, alineación dentaria y brackets.
En el artículo anterior los autores revisaron la mayoría de literatura relativa a las protecciones generales que ofrece la lactancia materna a los bebés y sus madres en cuanto a salud se refiere, además exploraron las conexiones de amamantar exclusivamente entre la dentición primaria, tipos de mordida y caries dentales en la primera infancia.
Por otro lado la Academia Americana de Pediatría confirmó los beneficios que aporta el acto de amamantar en sí y no precisamente la leche materna, al mismo tiempo los estudios realizados hasta la fecha han demostrado algunas ventajas asociadas a la lactancia materna como por ejemplo: un menor riesgo a padecer gastroenteritis, infecciones graves de las vías respiratorias bajas, asma y síndrome de muerte súbita del lactante, pero uno de los beneficios más resaltantes fue que los bebés amamantados podrían desarrollar una oclusión más favorable en sus dientes de leche.
En pocas palabras el acto de amamantar fomenta el desarrollo mandibular fortaleciendo los músculos alrededor de la mandíbula al momento de succionar, mejora la formación del paladar duro y mordida en general, según un artículo publicado en el Journal of Human Lactation, al sumar todos estos aspectos tendremos como resultado una alineación optima de los dientes y menos casos de mal oclusión dentaria, claro está la lactancia materna es sólo el inicio porque los mayores incrementos en el crecimiento cráneo facial ocurren entre el nacimiento y los 4 años de edad, además el desarrollo cráneo facial se completa en un 90 % cuando el niño alcanza los 12 años.
Algunas dentistas sugieren que la lactancia materna también disminuye el riesgo a desarrollar una mordida cruzada porque apoya el buen posicionamiento de los músculos en la boca, mejillas, lengua y mandíbula del bebé mientras es amamantado a diferencia de las consecuencias que acarrea la alimentación con biberón, podríamos decir que en esta última el bebé no hace mucho esfuerzo por activar sus músculos porque la gravedad ayuda a que el alimento descienda, por lo tanto aumenta el riesgo a desarrollar paladares estrechos y mordidas cruzadas en el futuro.
En cambio el tejido flexible y blando del pezón humano ayuda a moldear el paladar duro porque se aplana y se amplía en respuesta a los movimientos de la lengua del bebé, en otras palabras a medida que tu bebé se alimenta su paladar duro es moldeado suavemente por la lengua hasta tomar una forma redondeada en U, para muchos es indiferente la forma del paladar pero cuando este se adapta de forma adecuada promueve la correcta alineación de las piezas dentales y disminuye la probabilidad de presentar mal oclusión.
Lo peor del caso es que muchas madres no se dan cuenta de estos problemas en sus hijos hasta que llegan a la adolescencia, por esa razón la Asociación Americana de Ortodoncistas ha expresado en varias ocasiones que los niños deben ser evaluados por un ortodoncista a los 7 años de edad para determinar si hay problemas con su mordida o alineación dentaria y abordarlos a tiempo, el tratamiento requerido a esta edad se conoce comúnmente como “tratamiento interceptivo” pero en realidad comienza cuando las madres optan por amamantar a sus bebés, ofrecerles chupones o biberones causando diferentes alteraciones bucodentales.
El Journal of Human Lactation recientemente publicó otro estudio muy interesante que lleva aún más lejos la información anterior, la muestra que se usó durante la investigación incluyo alrededor de 10,000 niños entre las edades de 3 y 17 años, la finalidad era evaluar la conexión que existe entre la lactancia materna y los problemas de mal oclusión dentaria, curiosamente los datos revelaron lo siguiente:
- Los niños que fueron amamantados durante 3 meses o menos tenían una tasa de mal oclusión dentaria que superaba el 33%.
- Mientras que los niños amamantados durante un 1 o 2 años (lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud) tenían una tasa de mal oclusión dentaria apenas del 16%.
- Por otro lado los niños que fueron alimentados con biberones tenían 1.84 veces más probabilidades de presentar alteraciones en su mordida a diferencia de aquellos que fueron amamantados de forma exclusiva.
La lactancia materna no sólo alimenta, hidrata e incrementa el vínculo afectivo con tu bebé, además apoya el óptimo desarrollo de los tejidos bucodentales y esto se traduce en dientes mejor alineados a futuro disminuyendo el uso de brackets, favorece la adaptación de una mordida correcta, el posicionamiento adecuado del paladar e incluso la activación temprana de los músculos masticatorios, amamantar a tu bebé tiene beneficios ocultos que van mucho más allá de la alimentación siempre y cuando mantengas la lactancia materna mínimo por 1 año.
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