¿Realmente es necesario usar un limpiador de lengua?
La higiene bucal es un tema que nos preocupa desde hace mucho tiempo, y constantemente surgen teorías y productos innovadores para poderla mejorar. Los dos principales fines de una buena higiene bucal son por un lado prevenir la caries y por otro evitar el tan desagradable mal aliento, que es preocupante sobre todo porque quien lo presenta generalmente no lo percibe y solamente lo sufren quienes están a su alrededor. Los limpiadores de lenguas al parecer desempeñan un papel importante a este respecto.
Cuando escuchamos “higiene bucal” y “cepillarse los dientes” es muy común pensar que se trata de la misma cosa. ¡Pero esto no es cierto! El cepillado dental forma parte de la higiene bucal pero si solamente cepillamos nuestros dientes no estamos realizando una higiene bucal completa.
Cepillar los dientes es una parte importante de la higiene bucal, ya que con ello retiramos de dientes y encías los restos de comida y placa bacteriana que se acumulan después de cada comida.
Uno de los principales factores que desencadenan el terrible problema de la halitosis o mal aliento es precisamente la acumulación de placa, sarro, bacterias, y otros microorganismos en la boca, que también dan origen a la caries dental. Por ello debemos ampliar nuestra rutina de higiene bucal y dirigirla no solamente a los dientes sino a las demás partes de nuestra boca.
La lengua
Sabemos que la lengua es parte importante de nuestro cuerpo, tanto para el habla como para comer y percibir los sabores, gracias a las papilas gustativas, que se encuentran en la superficie de la lengua. Es debido a ellas que la superficie un tanto rugosa y en ocasiones con una especie de vellosidad. En dicha superficie frecuentemente se alojan gran cantidad de microorganismos. Estos, junto con la placa dentobacteriana son los principales causantes de la halitosis, por lo que el aseo lingual es de gran importancia. Cuando estos microorganismos pasan a los dientes, van formando incrustaciones de placa dentobacteriana, que al no ser removida oportunamente se endurece y forma el llamado sarro. Los desechos de dichos microorganismos, en combinación con la saliva producen sustancias abrasivas y por lo tanto dañinas, que además despiden mal olor y ocasionan caries, gingivitis, etc.
Por tales motivos es primordial que también la lengua se incluya en el proceso de higiene bucal.
¿Qué es un limpiador de lengua?
Como su nombre lo indica, el limpiador de lengua es un instrumento que sirve para el aseo de la lengua. Tal vez no lo sepas, pero el origen de este accesorio es muy antiguo. Existen registros históricos de que los romanos los usaban. También se han usado desde hace mucho tiempo en países como la India y Pakistán. En el siglo XIX había limpiadores de lengua elaborados en materiales como plata, marfil y carey.
Un limpiador de lengua cuenta con un mango para sujetarlo y en el extremo está colocado el raspador. Tiene la forma de una “y” en la que los extremos se conectan justamente con el raspador. La forma de este es ligeramente curva para que se adapte mejor a la superficie de la lengua.
¿Cómo escoger el raspador de lengua adecuado?
En la actualidad se ofrecen en el mercado diferentes objetos para utilizarse como limpiadores de lengua. Los hay de tipo cepillo o los llamados raspadores. Incluso hay algunos cepillos de dientes que al reverso de las cerdas tienen una superficie para usarla como limpiador de lengua.
En general los expertos opinan que los raspadores linguales son más adecuados que los cepillos que incluyen limpiador de lengua al reverso pues estos últimos son solamente una modificación pero que no siempre se adapta bien a la lengua.
Entre los limpiadores o raspadores de lengua existen algunos más planos por lo que tienen un mayor alcance hacia la parte posterior de la lengua. Esto es importante ya que si nunca se ha usado uno, ni se está habituado a cepillarla con el cepillo dental, puede que la limpieza provoque náuseas. Esta sensación va desapareciendo conforme nos habituamos a realizar la limpieza, lo que favorece el ir alcanzando cada vez una mayor distancia hacia la garganta. Esto es muy importante ya que la parte exterior de la lengua puede limpiarse y enjuagarse fácilmente con el movimiento, la salivación, etc., pero se va dificultando conforme se avanza hacia la garganta.
En cuanto a las dimensiones se debe elegir un limpiador que tenga un ancho similar al de nuestra lengua, para que con menos pasadas se logre una mejor limpieza. Respecto al material, los hay elaborados en plásticos de diferentes grado de rigidez, y también los hay de metal. En términos generales podemos decir que los de plástico son más flexibles que los metálicos.
En la lengua es muy factible que haya alguna infección de candidiasis, y es el dentista quien mejor te puede decir si tienes alguna inflamación, si tu lengua es del tipo velludo, o cualquier otra característica que pueda requerir una atención o cuidados especiales. Él también puede orientarte respecto al limpiador o raspador de lengua más adecuado para tí y sobre la mejor forma de usarlo para limpiar bien pero sin lastimar la superficie lingual.
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