Las pasta de dientes de hoy en día es bastante lisa y hasta cremosa, siendo muy diferente a las sustancias utilizadas por nuestros antepasados, la esencia misma del cuidado temprano de los dientes era la abrasión y se mantuvo así durante mucho tiempo, si nos detenemos a pensar, la abrasión sigue siendo un componente en las pastas dentífricas modernas; pero prevalece en menor medida por los procesos químicos que conlleva.
Hasta la fecha no se sabe exactamente cuándo se usó una sustancia por primera vez para limpiar los dientes, pero diferentes investigaciones sugieren que los antiguos egipcios desarrollaron una crema dental hace más de 5000 años, que estaba compuesta por pezuñas de buey, mirra, cáscaras de huevo, piedra pómez y agua, así que al principio la mezcla era más un polvo que solo se le agregaba agua al momento de ser utilizada, naturalmente estos ingredientes hacían un raspado de dientes, dañando de forma severa el esmalte dental por los abrasivos que contenía.
Más tarde en Grecia se desarrollaron métodos aun más abrasivos añadiendo huesos triturados y conchas de ostras, la excusa era que limpiaba mucho mejor; pero el sabor seguramente no era para nada agradable.
Años más tarde los romanos le agregaron sabor a estas mezclas a través de hojas de menta, que además ayudaba contra el mal aliento, pasando de ser un simple acto a una experiencia, algunos usaban también carbón y corteza de árbol triturado ¿Imaginas cepillarte con una mezcla similar?
En China e India se usaba una mezcla en polvo que contenía ginseng, hierbas de menta y sal, probablemente para mejorar el sabor de la mezcla, luego hubo un período de estancamiento que duro casi dos milenios en cuanto a los avances de la famosa pasta de dientes que conocemos hoy en día,
En 1800 los ingredientes cambiaron un poco y agregaron una especie de jabón que al usarlo producía espuma, pero no fue hasta 1850 cuando se empezó a vender en jarras largas, 23 años después la empresa Colgate se incorpora al mercado pero todavía usaban formulas bastante abrasivas.
Los primeros tubos dispensadores que aparecieron en el mercado estaban elaborados con una aleación de plomo y estaño por lo tanto era súper pesados, luego en 1914 el componente que ha generado más polémica hasta la actualidad fue introducido ¿Adivinas cual fue? Pues sí el famoso fluoruro hizo acto de presencia, pero después de un tiempo se dieron cuenta que el plomo y estaño se transferían a la mezcla y decidieron desarrollar un empaque plástico para evitar este problema, sobre todo porque dejaba un sabor y olor para nada agradable entre los usuarios.
Con el paso de los años las formulas cambiaron muchísimo, ya no contenían tantos agentes abrasivos pero se incorporaron elementos sintéticos como laurilsulfato de sodio (agente espumante), también edulcorantes para cambiar el sabor y hasta colorantes para hacer la mezcla más agradable a la vista.
Entre 1950 y 1960 la pasta de dientes con flúor se convirtió en un estándar y no fue hasta el año 1980 que se empezaron a mezclar geles blanqueadores, elementos para dientes sensibles y con vitaminas entre otros, es realmente sorprendente como desde hace siglos se practicaban las mismas técnicas con la diferencia de usar herramientas e ingredientes verdaderamente rudimentarios.
Al recorrer la historia es asombroso ver cómo sin tener contacto con la tecnología ni ciencias avanzadas el ser humano era capaz de crear soluciones a todo, inventar y hasta perfeccionar sus creaciones, el mundo de la odontología que conocemos en la actualidad no sería igual sin las bases que desarrollaron infinidad de personas siglos atrás, en la mayoría de los casos ni siquiera conocemos sus nombres pero realmente les debemos muchísimo, aunque la historia nos parezca algo antigua y pasada de moda esta sienta las bases para nuevos proyectos y soluciones en el futuro, lo que hoy te parece innovador dentro de unos 100 años será para tus nietos un artefacto prehistórico, capaz se burlen de nuestros cepillos dientes, pasta dentales y procedimientos odontológicos pero sin eso sería totalmente imposible seguir avanzado.
¡Es necesario conocer el pasado para saber de dónde venimos y hacia donde nos dirigimos!
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