Al igual que con otros tipos de seguros hay diferentes aseguradoras y clínicas que ofrecen planes de visión. Es una gran ventaja contar con la protección adecuada ya que en cualquier momento puede surgir la necesidad de atención oftalmológica y no estar preparado para afrontar los gastos que esto puede llegar a representar. Además debes tener muy en cuenta que los problemas de la vista pueden surgir a cualquier edad.
El hecho de que sepas con qué puedes contar a la hora de tener que recurrir al uso de tu seguro de visión es importante y te puede ahorrar inconvenientes y sorpresas. Ten en cuenta que los seguros de gastos médicos no cubren gastos de oftalmología excepto algunas emergencias médicas por lo que consultas con el oftalmólogo, uso de anteojos, cirugías correctivas, etc., son costos que no están incluidos y se requiere un seguro adicional.
Desafortunadamente no todos tenemos el hábito de acudir periódicamente tanto al dentista como al oculista (oftalmólogo) para chequeos de evaluación. Es muy común que las personas no perciban que tienen problemas de visión, sobre todo cuando son leves ya que es muy fácil acostumbrarse o bien se han tenido durante toda la vida y nadie lo detectó.
Seguramente conoces a alguna o algunas personas que creían tener buena vista, sin embargo durante un examen médico solicitado como requisito en el trabajo o en la escuela se encontraron con la sorpresa de que todo salió perfecto excepto su vista.
Los seguros de visión se clasifican en dos grandes tipos: los que incluyen diversos planes de descuentos en servicios oftalmológicos como son exámenes, graduación de anteojos, lentes de contacto, etc., y los que cubren gastos de diferentes paquetes bajo ciertas condiciones. Los planes de descuento por lo regular son elaborados por las clínicas o las ópticas dependiendo de los productos y servicios que cada una ofrece. En ambos tipos de planes generalmente la póliza o membresía es anual y puede ser individual o familiar.
El momento de informarte sobre cada detalle que cubren los diferentes planes y también de lo que no se incluye es antes de cerrar el contrato. Es entonces cuando debes preguntar cualquier duda que tengas, por insignificante que te parezca. No temas que tu pregunta parezca tonta o que piensen que desconfías.
En cuestión de seguros hay que tener todo bajo control ya que hay detalles que pueden parecer mínimos, sin embargo alguno de ellos puede ser causa de que en un momento de emergencia puedas quedar totalmente desprotegido, tú o tu familia.
Verifica que todo esté por escrito y que comprendes cada una de las cláusulas y especificaciones y que no te de ni vergüenza ni pereza leer “las letras chiquitas” ya que puedes llevarte algunas desagradables sorpresas. Por ejemplo hay seguros que a partir de la compra o apertura puedes hacer uso de ellos, pero hay algunos otros que debe haber transcurrido un cierto período de tiempo para que puedas hacer válidas las prestaciones.
En otros casos puedes utilizar el seguro un número limitado de veces por año, o bien tienen precios tope de manera que si por ejemplo cubren la compra de anteojos, estos no deben exceder de cierto precio ya que o tú pagas la diferencia o en el peor de los casos simplemente el seguro no te paga nada. Lo mismo puede suceder en casos como cirugías o cualquier otro tipo de tratamiento.
También debes tener la seguridad sobre a dónde y con qué especialistas puedes acudir ya que en algunos casos hay clínicas y médicos afiliados pero en otros puedes ir con el de tu elección.
No lo olvides, analiza y pregunta todo lo que necesites saber antes de cerrar cualquier trato.
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