Entre las enfermedades que afectan directamente a la dentadura, algunas suelen ser comunes en la población; tal es el caso del sarro y la placa dental. Muchos piensan que esto es algo inevitable, sin embargo, el descuido en la higiene dental por muy poco que sea es capaz de desarrollar estos dos males.
Normalmente, confundimos ambos términos dándole el mismo significado o cambiamos uno por otro, pero existen ciertas diferencias a pesar de compartir un impacto negativo en la región oral.
¿Qué es la placa?
La Placa dental bacteriana es una comunidad de microorganismos que habita y se reproduce en prácticamente toda la boca; pero en especial en los dientes, la encía, las obturaciones y los puentes. Esta colonia se forma de manera constante, haciéndose más grande conforme pasa el tiempo y si ingerimos ciertos alimentos, sobre todo aquellos con alta cantidad de azúcar.
Su reproducción afecta incluso a aquellas personas que presumen de una higiene bucal bastante completa. Su alcance en un tema a tomar en cuenta, pues es capaz, si no se controla a tiempo, de generar enfermedades en las encías (gingivitis). El área se inflamará e incluso provocará sangrado, generando problemas como la periodontitis, donde su efecto puede derivar en la pérdida del diente.
¿Qué es el sarro?
Cuando la Placa permanece por varios días adherida a nuestros dientes, ya sea por deficiencia en la técnica de cepillado, malposición de los dientes, no utilizar hilo dental o por cualquiera otra causa, se endurece por efecto del calcio que se encuentra en la saliva, pasando de una placa blanda a una superficie dura llamada “Cálculo Dental”
Cuando el sarro se instala y mantiene su crecimiento, removerlo de la base se hace cada vez más complicado. Una vez formado, con el cepillado diario no será suficiente para removerlo por lo que se deberá asistir a un dentista.
Al hacerse mayor, el sarro va haciéndose más fuerte, aumentando el grado de la placa, por lo que, una vez instalado, la persona se encontrará con esa “piedra” que impedirá hacer un proceso de higiene directo en el área.
Se parecen, pero no son las mismas enfermedades
La placa dental es fácil de eliminar en casa con una buena técnica de cepillado realizada tres veces al día, En cambio, el sarro una vez formado es imposible que el paciente lo elimine por más que se cepilla, el sarro sólo puede quitarlo el Dentista en su consultorio.
Alcance poderoso
Sí, el sarro y la placa son consideradas enfermedades comunes en nuestros dientes, pero no por eso su remoción es sencilla, todo lo contrario, se debe atacar a tiempo con la ayuda del odontólogo, pues, en la mayoría de los casos, las herramientas de casa no son suficientes.
Vamos directamente al caso de la placa y la gingivitis. Cuando la primera no es eliminada, el próximo paso es la segunda. Si la gingivitis hace acto de presencia, debes preocuparte aún más. Lo mejor es dejar que el especialista se encargue para poder eliminarla.
Sin embargo, no hacerlo derivará en la periodontitis y con efectos cada vez severos. Si esto sucede, los elementos que mantienen sostenido al diente se ven impactados fuertemente poniendo en peligro su existencia. Si no se cae, se puede desplazar afectando drásticamente la mordida.
Qué hacer para evitar ambas situaciones
Una labor que amerita esfuerzo, paciencia y, sobre todo, mucha disciplina. Saltarse los pasos o los momentos para realizar la limpieza dental es capaz de dar comienzo a esa grieta donde, sin la ayuda necesaria, no hay vuelta atrás.
En principio, no dejes de limpiar tus dientes. Hazlo al despertar y antes de dormir, también después de cada comida bien sea las habituales (desayuno, almuerzo y cena) o algún bocadillo. Este proceso solo toma un par de minutos y te evitará muchos problemas a futuro.
Cepillarse los dientes no lo es todo, aquí vale mucho el uso de hilo dental. Puedes usarlo antes de cepillarte, así el flúor de la crema dental logrará ingresar a esos lugares reducidos donde se instala el resto de los alimentos. Enjuágate la boca al finalizar el proceso para ayudar a tu aliento.
Recuerde algunas consideraciones:
- Adquiera dentífricos ricos en flúor.
- Cambie el cepillo dental cada tres meses.
- En caso de no tener enjuague bucal, cree una solución con agua tibia y sal.
Atención a los más pequeños
Cuidar de la salud es una situación que obliga a estar atento a esto durante toda la vida, pero en etapas tempranas tiene un valor significativo y con los dientes no hay excepción. La mayor parte de los males adquiridos en la zona vienen por falta de hábitos de limpieza a temprana edad.
Cuida este detalle en los más pequeños de manera obligatoria y así evitarles situaciones lamentables más adelante. El tema de la disciplina para crear rutinas es, tal vez, el más difícil de lograr con los niños, pero no es imposible. Por eso, los padres deben inculcarles a sus hijos una adecuada higiene dental, donde se les enseñe la importancia y el valor que tienen sus dientes.
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