Actualmente tanto hombres como mujeres nos preocupamos por nuestra imagen ya que es nuestra mejor carta de presentación. Esto es algo que no precisamente tiene que ver con la belleza física sino con aquello que nuestra apariencia dice de nosotros, es decir, la actitud, el cuidado personal y todo lo que proyectamos a primera vista. Recordemos que “no hay una segunda oportunidad para una primera impresión”.
El proceso de envejecimiento es natural en todos los seres vivos, pero como seres humanos tratamos de retardar sus efectos lo más posible. En otro tiempo se profesaba un gran respeto y admiración por los “viejos”, y de alguna manera a todos se nos han inculcado dichos valores o costumbres aunque tal pareciera que esto va cayendo en el olvido.
A lo largo de la historia de la humanidad vemos que nadie ha deseado nunca envejecer por lo que desde siempre se han realizado muy diferentes tipos de búsqueda de la llamada “fuente de la eterna juventud”, y claros ejemplos de esto los tenemos en los registros históricos de la ciencia, de la cosmetología, y por supuesto las evidencias que encontramos en la literatura.
¿Qué es lo que origina el temor a envejecer?
Es posible que en la actualidad el término más usual para esto no sea temor sino ¡terror!
Tanto en hombres como en mujeres el principal motivo para encontrar la forma de retrasar el envejecimiento son los temores:
- A dejar de ejercer atractivo físico a las personas del sexo opuesto.
- Perder la capacidad o el interés en el sexo.
- A no poder seguir siendo autosuficientes.
- A ser desplazados por personas más jóvenes e inexpertas, no solamente en el trabajo sino en muchos otros aspectos.
- A perder el respeto de las personas más jóvenes.
La lista puede continuar pero podemos claramente darnos cuenta de que todos los puntos de alguna manera se interrelacionan y afortunadamente podemos decir que aunque la vida de alguna manera cambia, muchos de los puntos son sólo mitos.
Por otro lado podemos decir que en la mayoría de los casos es más peligroso el miedo a envejecer que el envejecimiento mismo, pero ese pavor resulta de alguna manera es muy natural y comprensible sea cual sea el ámbito en el que las personas se mueven y se tenga la edad que se tenga. De hecho todos podemos entenderlo de alguna manera si simplemente volteamos un poco hacia atrás, a nuestros años de escuela. Seguramente fuimos nosotros mismo o tuvimos compañeros que se distinguían en alguna materia o disciplina, pero en los siguientes ciclos escolares seguramente fueron llegando estudiantes más jóvenes que también fueron sobresaliendo.
En el ámbito deportivo y en muchos otros también sucede lo mismo, y es por ello que debemos mantenernos saludables y actualizados, y mostrar a los demás que “seguimos en la jugada”, como comúnmente se dice.
¿Qué podemos hacer “contra” el envejecimiento?
Todos tenemos muy claro que el envejecimiento es un proceso irreversible, que no podemos detenerlo y que inevitablemente llegará a nuestras vidas, más tarde o más temprano. El cuerpo humano, como el de todo ser vivo va sufriendo deterioro con la edad. Pero por fortuna los avances científicos y tecnológicos nos demuestran que hoy en día existen
múltiples posibilidades de llegar a edades avanzadas, no solamente con una buena apariencia sino con la capacidad de seguir llevando una vida productiva, plena y de gran calidad.
Por supuesto la genética es un factor decisivo para determinar la forma en que la edad nos va a afectar, pero también hay muchos otros aspectos en los que podemos influir de diferentes maneras, como es realizando todo lo posible para que nuestro estado general de salud tanto física como mental sean óptimos.
Conocer y poder disfrutar estos beneficios que la vida y la ciencia nos ofrecen a través de los avances logrados hoy en día no debe ser considerado solamente como un privilegio. Mantenernos bien es una responsabilidad para con nosotros mismos y para con nuestros seres queridos.
¿Sabías que usar gafas puede prevenir la aparición de arrugas y líneas de expresión?
Aunque te parezca increíble ¡es cierto! Y no se trata solamente de las gafas para protegerte del sol y de los rayos UV. Nos referimos a las gafas graduadas para corregir defectos de la vista.
Si tú o alguien a quien conoces, sea un niño, una persona joven o un adulto, hace muecas extrañas cuando lee, cuando conduce, cuando mira hacia la lejanía, ¡pon mucha atención! ¡Puede tratarse de un problema de la vista! Lo que estas personas están haciendo es lo que comúnmente se dice “forzar la vista”. Pero en realidad lo que estamos haciendo es contraer diferentes músculos del rostro para ejercer diferentes tipos de presión sobre los ojos y que de esa manera se mejore un poco la imagen que estamos percibiendo.
Seguramente has visto por ahí personas que van con el ceño fruncido y piensas que simplemente son malhumorados o “amargados”. ¿Verdad que no se ven bien? ¡Y lo peor de todo es que esas gesticulaciones dejan huella!
Recuerda que la piel del rostro es delicada y a fuerza de provocar pliegues se va marcando de manera irremediable.
Si piensas que usar anteojos te “avejenta” ten en cuenta que las arrugas una vez que aparecen es para siempre.
Visita a tu oftalmólogo de confianza, aprovecha los beneficios que te ofrece tu seguro para la visión y comienza cuanto antes el tratamiento indicado. Ten en cuenta que atenderte a tiempo puede ahorrarte gastos, inconvenientes y complicaciones futuras.
Si lo recomendado es el uso de anteojos, hoy en día hay modelos sensacionales que no solamente te ayudarán a ver mejor ya que si eliges el adecuado para tí incluso puedes acentuar tus mejores rasgos.
Recuerda que una persona relajada y cómoda consigo misma, sin importar su edad, transmite positividad a quienes la rodean.
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