A medida que el tiempo pasa, los niños experimentan cambios naturales en su organismo y uno de los más significativos en edades tempranas surgen cuando sus dientes de leche son sustituidos por los dientes adultos.
Mientras los dientes definitivos van tomando forma y evolucionan, estos presionan a los de leche, reabsorben sus raíces y cuando ya no tienen suficiente soporte se desprenden y caen. Normalmente, entre los seis y los nueve años, el niño experimenta esta etapa, donde se toman en cuenta otro par de años más para la conformación total de su dentadura definitiva.
La mudanza
Los primeros dientes aparecen antes del año. Aproximadamente a los seis meses en la zona inferior, los incisivos centrales suelen ser los que primero salen a la luz. Este orden de aparición, normalmente se cumple también con el patrón de caída.
Regularmente, así suele ser el orden de desarrollo de los dientes de leche:
- Incisivos centrales
- Incisivos laterales
- Caninos
- Primeros molares
- Segundos molares
Esto aplica tanto para los de los dientes de arriba como para los de abajo.
Adoptando hábitos
La higiene bucal para niños es de vital importancia porque es la que debe ser aplicada de manera inmediata para que a mediano o largo plazo no surjan resultados negativos. Además, es una época en la que la ingesta de azúcar, en parte de las golosinas, es más intensa. Por eso, es necesario que la higiene sea pulcra, de manera que la salud bucal de los pequeños no se vea maltratada.
La ingesta de este tipo de alimentos multiplica la producción de bacterias, las cuales se instalan en la superficie de los dientes, causando la caries. Una buena limpieza dental comienza desde casa, tomando los mejores hábitos posibles y transmitiéndoselos a los más pequeños.
Sensibilidad como mayor característica
Mientras el proceso de caída de los dientes se concreta, suele suceder que el diente de leche debe ser extraído de manera manual, momentos que son poco agradables para la mayoría de los niños. Una vez hecho esto, el área puede presentar sensibilidad por algunos días, haciendo difícil el proceso de limpieza en el afectado.
Esto no implica que se deba abandonar el cuidado de la dentadura, es cuestión de realizar un proceso delicado tomando en cuenta las piezas que aún se tienen.
Mucha atención con lo que se come
El primer paso siempre será acudir con un especialista. El dentista sabrá qué hacer en estas situaciones, evaluando al paciente y dando las recomendaciones pertinentes para los mejores resultados.
Dependiendo del grado de dolor se puede aconsejar ciertos alimentos durante las primeras 24 horas luego de la extracción del diente. Para evitar que el área expuesta se infecte, se suele detener la ingesta de alimentos con alto contenido de azúcar, pues, sin la limpieza adecuada, se puede generar de manera rápida una gingivitis.
Un premio por su valentía
Durante sus primeros años, es normal que el niño genere rechazo por asistir a las consultas médicas y el odontólogo no escapa de esto. En el mejor caso se toma cuenta la disposición del infante y partiendo de eso se le da una recompensa.
Por tratarse del tema odontológico, la recompensa no debe ser su golosina favorita, pues puede tener un efecto perjudicial en la zona. Es importante que le expresemos nuestro orgullo tras la visita al dentista, exponiéndole los motivos y enseñándole que el especialista solo busca lo mejor para él y sus dientes.
Además, siempre es bueno que sienta, poco a poco, aires de independencia. Permite que sea él quien se cepille los dientes en ese momento delicado. Solo él sabe específicamente cuál es el lugar donde siente más dolor, así que lograrás que aprenda a cuidarse y que vele por su salud bucal.
¿Qué hacer si se mantiene el dolor?
Si el dolor en el niño persiste, vuelve con el dentista. Verifique que la zona no presenta infección y manténgala lo más limpia posible. Además del cepillado, el niño debe incluir en su rutina de cuidado el uso del hilo dental y enjuague bucal. También puede probar con una solución hecha en casa de agua tibia con sal, esto será un poco más suave, además, ayudará a cicatrizar la zona afectada.
No dejarlos al descuido
Cuando los dientes definitivos comienzan a sumarse de uno en uno para completar la estructura dental, el cuidado debe ser aún mayor. Acudir al dentista al menos una vez al año es una obligación. Nunca dejes de asistir ni de escuchar sus recomendaciones. Consúltalo cada vez que tengas una duda y sientas que algo no va del todo bien con tus dientes. Hacerlo temprano es una excelente medida para prevenir lamentos a futuro.
Mientras el niño se desarrolla, sus dientes pueden adoptar direcciones un poco desiguales. Frente a eso, la ortodoncia aplica como la mejor opción. Si deseas evitar que el infante crezca con una mordida cruzada, atiéndela a su debido momento. De esa manera, tendrá una sonrisa sana y bonita durante su adolescencia y la adultez, lo que reforzará su autoestima. De hecho, está demostrado que los individuos con una sonrisa son percibidos de mejor manera por el resto de la sociedad. Es más, está demostrado que las personas exitosas y felices sonríen más durante el día. Por eso hay que cuidar la sonrisa en todo momento.
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