Cuidar tus ojos del medio ambiente no significa solamente protegerlos de la contaminación ambiental. En nuestra vida diaria existen condiciones que pueden dañar la vista, como es el viento, el polvo, los rayos solares, los cambios de estación, y muchos otros factores más.
Cuidar tus ojos implica no solamente permanecer en ambientes libres de humo, de polvo o alejado de los rayos del sol. En días soleados es muy frecuente que utilicemos gafas, pero sucede que durante el otoño y el invierno también existen factores ambientales que son nocivos para la salud de nuestros ojos, incluso los rayos del sol. El viento causa sequedad ocular, y si a eso añadimos las partículas que penetran a nuestros ojos tenemos los factores ideales para causar infecciones y/o lesiones en ellos.
Usar gafas de sol no solamente implica llevar gafas oscuras. Es recomendable contar con unas gafas de buena calidad, que filtren los rayos UV, que ofrezcan buenas características de ajuste y ventilación, y cuya óptica sea de calidad.
Este último factor es de suma importancia ya que existen gafas de mala calidad cuyas lentes pueden distorsionar la imagen, lo que se traduce en fatiga debido al esfuerzo que deberán realizar los ojos para enfocar adecuadamente.
En cuanto al color de las lentes, debes tener en cuenta que no se trata de llevar el que mejor te combine con tu atuendo o con tu tono piel sino el que sea el más adecuado para cada tipo de ambiente.
Si practicas deportes al aire libre esto es de gran trascendencia ya que hay colores que ofrecen mayor luminosidad, otros brindan un mayor contraste entre luz y sombra, etc.
Y a propósito de la práctica deportiva no olvides que el sudor puede ser sumamente irritante para tus ojos, por lo que toma las precauciones necesarias, ya sea utilizando bandas protectoras en la frente o tener alguna toalla siempre a mano.
Si eres amante de la natación trata de proteger tus ojos con unos buenos goggles ya que el agua de la piscina también daña los ojos, ya sea por los químicos que contiene si está bien desinfectada, o por el contrario puede haber infinidad de gérmenes que te causen infecciones.
Durante la temporada de frío debemos cuidar nuestros ojos especialmente cuando permanecemos en lugares abrigados y con sistemas de calefacción ya que la mayoría de ellos causan sequedad tanto en las vías respiratorias como en los ojos y por lo tanto nos hace vulnerables a contraer infecciones.
Cuando se usan lentes de contacto, que también se conocen como lentillas o pupilentes, es frecuente que queden fuera de su lugar dentro del ojo, que se caigan o bien que penetren partículas y queden atrapadas entre el ojo y el pupilente. Cuando esto sucede es muy molesto e incluso doloroso por lo que por reflejo los extraemos de inmediato.
Si no se tienen a la mano los elementos necesarios para limpiarlos e hidratarlos es muy común hacerlo con la boca o con agua del grifo para volver a colocarlo. Esto no debe hacerse por ningún motivo ya que el agua no es estéril y la saliva contiene microorganismos que pueden desencadenar una infección ocular y llegar a comprometer nuestra visión de por vida.
Por la misma razón tu médico seguramente te ha advertido de que debes asear diariamente el estuche de tus lentes y poner solución nueva cada vez, y no concretarte solamente a rellenarlo.
La edad puede ser un factor determinante para tener sequedad en los ojos, lo que si no se atiende puede resultar incómodo y tener algunas complicaciones. También sucede esto cuando se permanece mucho tiempo frente al ordenador o a l televisor. La frecuencia del parpadeo disminuye secando la superficie de los ojos.
No lo olvides, ¡cuida tus ojos del medio ambiente! Y ante cualquier molestia acude con tu oftalmólogo de confianza.
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