El ojo humano, como cualquier otra parte del cuerpo puede presentar un sinfín de problemas, defectos, padecimientos etc. Antiguamente una persona con cualquier padecimiento de la visión veía sus capacidades muy reducidas y por lo regular de manera irremediable, lo cual representaba serios problemas sobre todo cuando esto se padecía a corta edad.
Con los avances de la ciencia y la tecnología poco a poco han ido surgiendo soluciones para las personas con problemas de visión, que van desde el uso de anteojos, lentes de contacto, cirugías correctivas, etc.
El ojo humano posee una lente natural que es el cristalino. En él convergen los rayos luminosos en su trayecto hacia la retina, de manera que es básico para una buena visión. Cuando el cristalino no es completamente transparente, entonces la retina no recibe los rayos de luz en forma adecuada por lo que la visión disminuye.
Este problema se conoce con el nombre de cataratas y se considera una causa de ceguera, que anteriormente era irreversible. Las cataratas pueden presentarse como un deterioro de la edad, que es la principal causa, o bien por otros motivos, como la diabetes, padecimientos de la tiroides, enfermedades de tipo inmune, toxicológico procesos degenerativos, inflamatorios, etc.
Las lentes intraoculares también conocidas como LIO pueden solucionar algunos problemas de miopía, astigmatismo y otros, pero es el especialista quien determina si son la mejor opción en cada caso en particular. Estas lentes están fabricadas en materiales como acrílicos y/o siliconas.
Después de que el especialista hace un reconocimiento y diagnóstico, el procedimiento actual es muy sencillo y presenta pocas o ninguna complicación. El procedimiento consiste en extirpar la parte anterior del cristalino, que es la que se deteriora, y se deja intacta la parte posterior, que es donde se va a colocar la lente intraocular. Esta cirugía se conoce como cirugía extracapsular y es el procedimiento de mayor difusión.
La cirugía en sí es un procedimiento sencillo que requiere de una evaluación previa para que el especialista seleccione el tipo de LIO que se requiere, medidas, curvatura, etc. Por lo regular se pide al paciente un ayuno de 12 horas y se aplica una anestesia local. Sin embargo en el caso de niños o de pacientes con padecimientos que les ocasionan movimientos involuntarios puede requerirse la anestesia general. En el caso de pacientes con alteraciones nerviosas puede sugerirse el uso de algún tranquilizante.
Usualmente se requiere una hospitalización de tan solo unas cuantas horas. Junto con el alta hospitalaria se deben proporcionar al paciente las indicaciones de cuidados y medidas postoperatorias.
En el transcurso de la primera semana seguramente el médico indicará una o más revisiones, según lo considere necesario.
Entre los cuidados básicos recomendados se sugiere abstenerse de movimientos bruscos, impactos, frotarse los ojos, realizar esfuerzos excesivos, no viajar en avión al menos durante los primeros días y otros que el médico indique.
Entre los principales efectos secundarios puede haber algunos transitorios y otros permanentes. Entre los transitorios puede presentarse deslumbramiento, enrojecimiento del ojo, escozor, dolor, falta de nitidez, aparente “empequeñecimiento” del ojo operado. Todo esto es temporal y desaparece en poco tiempo.
Entre los efectos permanentes puede haber con el tiempo una pérdida de nitidez visual, aparición de puntos o figuras en el campo visual, deslumbramiento y enrojecimiento. Por lo general estas molestias no son de gravedad pero es necesario comentarlas con el especialista para descartar complicaciones.
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