Conocidos como muelas o molares, estos son los dientes planos ubicados en la parte posterior de la boca. Pueden variar en tamaño y forma pero aun así son los dientes más grandes en la boca. Los molares de diferentes tamaños se utilizan para moler los alimentos en trozos que sean fáciles para ser digeridos.
En cambio, los dientes frontales son más pequeños y con una forma distinta que se utiliza para morder y cortar los alimentos. Los molares están diseñados para aguantar grandes cantidades de fuerza al masticar, moler y apretar. Cada molar está anclado al hueso de la mandíbula con entre dos y cuatro raíces.
El adulto promedio cuenta con doce molares, seis en la mandíbula superior que pueden ser identificados por su dentista como maxilares, debido a su ubicación en la mandíbula superior. Y lo otros seis en la mandíbula inferior, identificados por un especialista como mandibulares por su ubicación en la mandíbula inferior. De modo que cada lado de la mandíbula superior e inferior tiene tres molares.
Tipos de molares
Existen tres tipos de molares, los cuales se desarrollan una vez que pierdes tus dientes de leche.
- Primeros molares: son también llamados molares de seis años, porque son los primeros en salir y desarrollarse cuando tenemos alrededor de 6 años de edad.
- segundos molares: Se conocen también como los molares de los doce años, porque justamente se desarrollan en nuestra dentadura cuando cumplimos los 12 años de edad.
- Terceros molares: también conocidos como las muelas del juicio, y que se desarrollan en la boca durante las edades comprendidas entre los 17 y 25 años.
Anatómicamente los molares están diseñados para ejercer grandes cantidades de fuerza al masticar, cortar y moler los alimentos, ya que al contar con una corona grande, tener de dos a cuatro raíces y estar implantadas en el hueso de la mandíbula, esta tarea se hace más fácil.
Más sobre los terceros molares
Los terceros molares o también conocidas como las muelas del juicio, tienen rasgos de nuestro pasado evolutivo cuando la boca humana era más grande y estas se complementaban con los dientes adicionales.
Los molares de nuestros antepasados, fueron dientes adicionales muy útiles para masticar, especialmente alimentos, como raíces, nueces, hojas y carnes duras. Este tipo de dieta significó una dura proeza para los dientes, específicamente porque nuestra raza evolutiva no contaba con las útiles herramientas de mantenimiento odontológico que disfrutamos hoy.
Las herramientas que poseemos hoy como los cepillos de dientes, la pasta y el hilo dental, hubiesen servido de mucha ayuda para lo que los dientes de nuestros antepasados no fueran propensos al desgaste y pérdida de la placa dental, además de sufrir caries dental.
En la actualidad, los humanos no consumimos alimentos que requieren estos dientes adicionales, ya que los alimentos generalmente son mucho más suaves, y con la cocina y los utensilios, la utilidad de la muela del juicio parece que ha pasado
El problema de los terceros molares
A pesar de que las muelas del juicio tienen una utilidad al momento que consumes los alimentos, la evolución ha hecho algunos ajustes en el tamaño de nuestras mandíbulas a lo largo de nuestra historia. Actualmente nuestras mandíbulas son más pequeñas que las de nuestros antepasados, lo que puede generar una variedad de problemas cuando esas muelas comienzan a abrirse paso entre los dientes.
Cuando estas muelas se forman pueden chocarse con nuestros otros dientes, este proceso se le denomina “dientes impactados”. Si una muela del juicio irrumpe en la dentadura parcialmente, esto puede crear un refugio para las bacterias que pueden conducir a infecciones graves de las encías y en el tejido de las mismas.
Durante este proceso de formación las muelas y dientes pueden agrietarse, y esto puede generar problemas, como el desarrollo potencial de quistes o tumores que pueden dañar considerablemente la mandíbula y la dentadura si no se tratan a tiempo.
Problemas adicionales
Si no se tratan los problemas que se presentan al momento de la formación de los terceros molares, dichas complicaciones pueden repercutir negativamente en nuestra dentadura, obligando a los odontólogos a tener que retirarla completamente a través de una cirugía. Sin embargo, se recomienda que esta cirugía se realice durante la juventud o adultez del paciente, ya que riesgos suelen se poco probables y mínimos.
Según algunos estudios, las personas no necesitan realizar este tipo de procedimiento quirúrgico, ya que existe la necesidad inmediata de extirpar las muelas del juicio porque regularmente vienen sin problemas. En cambio, los que se ven obligados a retirárselas, suman aproximadamente el 15 por ciento de la población mundial.
De modo que, en este tipo de casos es recomendable que se retiren las muelas del juicio durante la fase joven-adulta del paciente, para evitar problemas que podrían desarrollarse más adelante y cuando la cirugía tiene más posibilidades de complicaciones y tiempos de curación más prolongados.
Acudir a una clínica dental puede generarte algún temor por todas las herramientas con sonidos perturbadores que utilizan en tus dientes, ya sea para realizar una limpieza o ejecutar trabajo de ortodoncia. Lo importante es que regularmente asistas a los controles odontológicos que te permitan poner fuera de peligro a tus dientes.
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