Para muchas personas no ha quedado muy clara la diferencia entre el sarro dental, la placa dental y la caries y hay quienes piensan que el sarro y la placa son la misma cosa. El sarro es una cosa y la placa es otra, y ambos pueden originar caries y enfermedades de las encías.
Anteriormente a la placa dental se le llamaba placa bacteriana, término que se ha desechado debido a que se forma no solamente por bacterias sino por muchos otros microorganismos. Por ello los términos actuales que se usan con mayor frecuencia son placa dental (aunque no solamente se forma sobre los dientes) biofilm oral, y algunos otros.
El sarro dental y la placa son cosas diferentes aunque el sarro se forma por la acumulación de placa que se debe principalmente a una deficiente higiene bucal. Las capas de placa se van endureciendo y con el tiempo se forman incrustaciones de gran dureza. La placa es pues una sustancia de consistencia viscosa o espesa que se adhiere a los dientes. Tiene un color blanquecino y por lo regular despide mal olor aunque quien lo sufre difícilmente se percata de ello, es decir, produce mal aliento.
La placa se forma por la actividad de las bacterias que se alojan en la boca, su combinación con la saliva, etc. Dichos microorganismos se alimentan de los azúcares de los alimentos y esto favorece su subsistencia y reproducción. El grado de viscosidad de la placa es tal que aunque tengamos suficiente salivación y nuestros dientes se enjuaguen con el agua que bebemos, se forma una capa sobre los dientes y las encías.
Esta formación toma tan solo unas horas entre una comida y otra y una vez formada no se diluye ni con saliva ni con agua. Poco a poco se van acumulando nuevas capas sobre las ya existentes, y por ello es tan importante el aseo bucal que debe incluir tanto el cepillado como el uso de hilo dental para remover lo que se acumula en aquellos espacios a donde el cepillo no llega.
Las cremas dentales y los enjuagues bucales contienen flúor, lo que contribuye al fortalecimiento del esmalte dental, pero si los dientes están cubiertos de placa, entonces el flúor no alcanza a penetrar por lo que puede resultar inútil.
Las bacterias alojadas en la placa dental producen ácidos que de no ser removidos mediante el aseo dental cotidiano tienen tales efectos sobre el esmalte de nuestros dientes que lo van debilitando hasta que lo destruyen y llegan a la pulpa dentaria.
El buen estado de la boca es muy importante ya que la formación de placa comienza con acumulaciones de microorganismos que al principio no pueden adherirse a los dientes sino que se van alojando en fisuras, grietas, porosidades y asperezas de los dientes. Poco a poco la capa va tomando viscosidad hasta que logran adherirse y con el tiempo se va fortaleciendo hasta convertirse en sarro.
Esto no hace más que dejar bien clara la necesidad de un buen cepillado, el uso del hilo dental y sobre todo de acudir regularmente con tu dentista de confianza para que te haga una buena limpieza profesional por lo menos una vez al año, de manera que tus dientes estén siempre en condiciones tales que no haya posibilidades de que se formen acumulaciones de placa y sarro.
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