Aproximadamente uno de cada 800 a 1,100 nacimientos da como resultado un cromosoma extra del primer grupo llamado trisomía 21, conocido mayormente como “Síndrome de Down” Esta población ha progresado enormemente en los últimos años buscando adaptarse a la sociedad, y la demanda de atención dental está aumentando como una tendencia, inclusive el lado positivo es que los tratamientos requieren adaptaciones menores en los consultorios dentales generales.
Factores sistémicos que influyen en el cuidado dental
El sistema inmunológico en las personas con síndrome de Down mantiene bajos niveles de células T, contribuyendo en general a la aparición de infecciones y en el caso de la salud oral a la enfermedad periodontal.
Las infecciones crónicas en las vías aéreas superiores también acompañan a esta población, generando una respiración bucal con efectos asociados como la xerostomía (boca seca), fisuras en la lengua y labios.
Por otro lado presentan un tono muscular bajo (hipotonía), afectando la musculatura de la cavidad oral, cabeza así como a las fibras esqueléticas. La hipotonía en labios y mejillas contribuye a un desequilibrio de las fuerzas sobre los dientes y la lengua, dando paso a las típicas mordidas abiertas que a menudo vemos en las personas con este síndrome.
El tono muscular bajo se acompaña de laxitud ligamentosa en todo el cuerpo lo que provoca hiperflexibilidad de las articulaciones, en este caso los ligamentos alrededor de los dientes también son más elásticos.
La masticación también se ve comprometida al igual que la limpieza de los dientes, el lado negativo es que aumenta el índice de restos alimenticios que permanecen en los dientes después de comer incrementando las probabilidades de sufrir caries dentales.
Una condición relacionada con la laxitud ligamentosa es la de inestabilidad axial y atlantoidea, el diagnóstico y connotación de esta condición es controversial pero se describe como un aumento en la movilidad entre las vértebras cervicales C1 y C2, evidenciándose en un 10 a 20% de los individuos con síndrome de Down, si un paciente tiene esta inestabilidad se requiere un cuidadoso posicionamiento en la silla dental para evitar cualquier daño potencial en la médula espinal.
Agregado a esto en muchos casos presentan discapacidad intelectual en diferentes grados, pero en su mayoría tienen coeficientes intelectuales en el rango de leve a moderado siendo capaces de manejarse en un entorno cotidiano. A menudo hay un retraso relativamente grave en el desarrollo del lenguaje pero entienden mejor de lo que muchos piensan, la asistencia de la familia del paciente o del cuidador será necesaria para transmitir al dentista y personal de apoyo qué nivel de comunicación tiene para obtener los mejores resultados. Es posible que se requiera un poco de tiempo extra para explicar los procedimientos, pero una vez que se alcanza un nivel de confianza lo más probable es que sean muy cooperativos.
Funciones orofaciales
La anomalía esquelética primaria que afecta las estructuras orofaciales en personas con el síndrome de Down es un subdesarrollo o hipoplasia de la región mediofacial, el puente de la nariz, los huesos de la parte media y el maxilar son relativamente más pequeños, en muchos casos esto causa una relación oclusal prognática que contribuye a una mordida abierta.
La incidencia de la respiración bucal es muy alta debido a sus pequeñas vías aéreas nasales, la lengua sobresale y parece ser demasiado grande. La macroglosia verdadera es rara, más bien se encuentra una macroglosia relativa donde la lengua es de tamaño normal pero la cavidad oral se disminuye en tamaño debido al subdesarrollo de la cara media.
Al examinar el paladar en una persona con síndrome de Down parece ser estrecha con una bóveda alta, en realidad la bóveda es de altura normal pero los lados del paladar duro son anormalmente gruesos. Esto crea menos espacio en la cavidad oral para la lengua que afecta tanto al habla como a la masticación, los terapeutas de lenguaje y fonoaudiólogos son sumamente útiles para enseñar el correcto posicionamiento de la lengua y aumentar el tono de la musculatura orofacial.
Con la edad tanto la lengua como los labios tienden a desarrollar grietas y fisuras, esto es un resultado de la respiración bucal crónica. Las fisuras de la lengua llegan a ser severas y contribuyen a la halitosis (mal aliento). Lo mejor es enseñar a los pacientes como deben cepillarse la lengua durante su rutina de higiene bucal diaria.
Otro resultado de la respiración bucal crónica es la disminución de saliva dando como resultado una boca seca, esto reduce la limpieza natural que ocurre en la cavidad oral desencadenando las temidas caries dentales, la irritación en las comisuras de la boca (queilitis angular) también es resultado de la respiración bucal.
La erupción de los dientes en personas con síndrome de Down suelen retrasarse y ocurren en un orden inusual, el retraso en la erupción en la mayoría de los casos comprende entre dos a tres años. Hay una tasa extremadamente alta de dientes perdidos en las denticiones tanto primarias como permanentes, y otras irregularidades frecuentes son la microdoncia y dientes malformados.
Sin embargo, en una cavidad oral con estructura ósea de tamaño insuficiente, la microdoncia y los dientes que faltan son más una bendición que un problema, de por si el apiñamiento severo ocurre en los pacientes que han desarrollado toda su dentición permanente, en estos casos las extracciones selectivas bajo la supervisión de un ortodoncista son la mejor opción.
Un dato curioso es que las raíces de los dientes en pacientes con síndrome de Down suelen ser pequeñas y cónicas, este es un factor importante cuando se considera el movimiento de los dientes ortodónticos y la pérdida temprana de dientes en la enfermedad periodontal.
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