La hipertensión ocular es una afección generada por el aumento de la presión en el ojo, cuya medición se hace en base a un nivel estándar del líquido llamado Humor Acuoso, que va desde 12 hasta 21 milímetros de mercurio (mm Hg), en una buena salud de este órgano visual.
El ojo tiene la capacidad de renovar constantemente el humor acuoso, quien es el responsable de mantener el continuo balance de la oxigenación ocular, sin llegar a tener un aporte sanguíneo directo. Del mismo modo en que se produce, este drena a través de un conducto llamado red trabecular, donde posteriormente es transformado para ser absorbido por la sangre y luego desechado por el organismo.
Lo primordial en la presión ocular elevada es prevenirla y hacerse chequeos médicos con regularidad, se recomienda que, por lo menos, se visite al oftalmólogo una vez al año. Pero si hay sospecha de presentar hipertensión en uno o ambos ojos, hay que acudir lo más pronto posible y seguir la prescripción recomendada para interrumpir su avance.
La detección de este padecimiento de coacción se realiza a través de un examen oftalmológico denominado tonometría, que no es doloroso, pero sí un poco molesto. El mismo consiste en poner en contacto un aparato llamado tonómetro con el ojo, luego de la aplicación de un anestésico local.
Se recomienda realizar este estudio varias veces consecutivas durante el día a fin de descartar una elevación ocasional de la misma, ya que el nivel de tensión puede variar momentáneamente, de acuerdo a cada paciente.
Referente al costo, no hay mucho de qué preocuparse. En el sentido general, la mayoría de los profesionales de la vista, bien sea un oftalmólogo o un especialista de la optometría, cuentan con el tonómetro en su consultorio; por lo que estos exámenes son, en la mayoría de los casos, de bajo costo y en ocasiones gratuitos.
No existe una cirugía de ojos recetada para este síndrome en particular, solo se pueden seguir tratamientos con colirios mioticos (pilocarpina o epinefrina) que ayuden a mejorar la circulación del humor acuoso o gotas inhibidoras de la anhidrasa carbónica cuando se busca disminuir la cantidad de líquido.
Estos también pueden ser prescritos por vía oral y una vez diagnosticada la dolencia, es importante acudir frecuentemente para una revisión del proceso de recuperación.
Cabe destacar que la alimentación forma parte de una de las cosas fundamentales en la buena salud del ser humano. En cualquier ámbito y para todo tipo de funcionamiento corporal, lo primero a medir es lo que se consume diariamente, además de la consciencia en los hábitos seguidos.
Por lo tanto, para prevenir este problema, los expertos sugieren tomar ciertas medidas, como evitar el alcohol y cigarrillo, hacer ejercicios y llevar una dieta balanceada, baja en grasas, evitar el exceso de sales y azucares, consumir frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes naturales como la vitamina C, Omega 3 y caroteno. Todo esto, porque podrían ser factores causantes de otras enfermedades que preceden una presión intraocular.
Cómo se genera la presión intraocular (PIO)
La renovación del humor acuoso tiene un tiempo aproximado de 90 minutos en cada ciclo, lo que significa que, si el mismo no completa la actividad de drenaje, por existir algún tipo de daño en el conducto, se genera un exceso del líquido en cuestión y, finalmente, deriva en la hipertensión ocular.
Las personas más propensas a sufrir de esta enfermedad son aquellas que superan los 40 años de edad. Sin embargo, si existe algún gen hereditario que haya sido transferido por medio de un familiar, o si se tiene algún otro padecimiento como diabetes, es posible presentar tensión en el órgano de la vista.
Otros estudios sobre oftalmología en general refieren que el uso prolongado de esteroides también puede provocar la aparición del trastorno; así como algunos aseguran que las personas con descendencia africana tienden a llevar el gen que lo produce.
Una fuerte lesión o traumatismo en el ojo es un factor a tomar en cuenta, debido a que se podría atrofiar la red trabecular por medio de golpes que afecten el área directa o cercana y se acumule el humor acuoso.
Las personas que padecen este desorden no manifiestan ningún síntoma durante la primera etapa, solo se percibe cuando la enfermedad está avanzada. No obstante, algunos indicios son dolor de cabeza, enrojecimiento del globo ocular y vista cansada.
Posibles consecuencias
No detectar la hipertensión ocular a tiempo representa una fuerte probabilidad de sufrir glaucoma y en el peor de los casos, perder progresivamente la visión a causa de esta, de manera irreversible.
El glaucoma es una de las enfermedades más silenciosas y peligrosas, causante principal, después de las cataratas, de la pérdida visual. Afecta a más de sesenta millones de personas en el mundo y se refiere al atrofiamiento del nervio óptico.
Cuando esta indisposición es motivada por la hipertensión ocular avanzada, es propensa a requerir cirugía. Pero es imprescindible saber que una vez perdida la capacidad visual, esta no se puede recuperar.
El procedimiento quirúrgico utilizado, es a través del uso de un láser con el cual el cirujano realiza un micro agujero en el iris para liberar el humor acuoso excesivo, que provoca la falta de circulación, lesionando el nervio óptico.
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