Son muchas las enfermedades bucales que a través del camino nos acompañan. Unas más comunes que otras, y por descuidos se convierten en males frecuentes. El cuidado y la higiene oral es un tema que no debe pasar por debajo de la mesa si queremos que nuestra sonrisa nos identifique de la mejor forma.
Es natural que, con el paso de los años, pasemos por distintas etapas con nuestra salud bucal. Esto no se debe tomar necesariamente como sinónimo de malos hábitos, simplemente son cosas que solo pueden resolver los especialistas en el área.
El mal aliento es uno de ellos. Tal vez, el problema dental que más atención se le da desde el punto de vista social por cómo repercute de manera negativa en las personas que la padecen.
Siempre atento con lo que comes
Cuando las bacterias que se encuentran en la boca, se encargan de descomponer la comida que ingerimos. Esto deja residuos en los dientes y la lengua, causando este padecimiento. Es por ello que se recomienda cepillarse los dientes apenas se termina de comer.
Una pobre higiene en la zona es la gran culpable de la situación. No todo tiene que girar en torno a cepillarse al levantarse, luego de comer ni al acostarse, también se trata de tener rutinas positivas. El uso del hilo dental es menester por su alcance, así como también el de un buen enjuague bucal.
Existen alimentos que por naturaleza desprenden fuertes olores, los cuales se quedan grabados en nuestra boca. La cebolla, el ajo y el pescado son un ejemplo de ellos. No pedimos que los evites, pero no pierdas tiempo al finalizar tu comida.
Cerrar la boca tampoco ayuda
La falta de comida también afecta la zona. Dejar de hacerlo en la mañana obliga al cuerpo a adaptarse a un nuevo método metabólico, usando compuestos propios a falta de alimento, cuyos olores no son nada agradables para el olfato.
Un largo ayuno tiene un impacto directo en cómo nuestro cuerpo se ve obligado a realizar cambios estrepitosos, haciendo mella en otras áreas. La falta de masticación disminuye la producción de saliva, resecando la boca y contribuyendo a esta lamentable situación.
No fumes
Sabemos los males directos al organismo que causa el consumo de tabaco, y su incidencia en nuestra boca es inmediata y profunda.
No solo son los pulmones las piezas involucradas, pues el olor que deja el material que compone tanto a tabacos como cigarrillos queda marcado en nosotros como si de un mal perfume se tratara.
Masticar tabaco también genera esa mala consecuencia. El alquitrán se adhiere a cada zona de la boca por más que creamos que solo enjuagarse basta para eliminarla, y que, en el peor de los casos, el hábito a este olor hace que para los consumidores pase desapercibido.
Bebidas que tienen impacto
Bebida bendita para las mañanas. El café genera un amor como pocos en el mundo de la gastronomía. Un clásico mundial que para muchos es obligatorio en cualquier momento del día. Ese que nos ayuda a estar lúcidos para afrontar las actividades, pero con un efecto amargo.
El poder de la cafeína no solo está implícita en cómo podemos ser productivos a la largo de la jornada, pues es capaz de resecar la boca, afectando la producción de saliva.
Lo mismo ocurre con las bebidas alcohólicas. Sabemos que su consumo en exceso trae daños al organismo de manera letal, así que debes evitarla no solo por lo que puede hacer por tu aliento.
Otros males
La presencia de otras enfermedades hace mella en nuestra boca, especialmente en los olores que logramos emanar de ahí. Po eso, si sufres uno de los siguientes padecimientos, eres propenso a sufrir mal aliento:
- Gastroenteritis
- Infección en la garganta
- Enfermedades renales
- Alteraciones hormonales
- Problemas en el metabolismo
Qué hacer para combatirlo
Afortunadamente, soluciones sobran para atacar el mal aliento. Como explicamos antes, un punto importante es tener siempre la disposición y ejecutar una buena rutina de higiene bucal. Tus dientes y lengua sabrán agradecerlo.
Cepíllate los dientes con calma. Hacerlo con fuerza no eliminará la placa que ya lleva tiempo instalada en ellos. Para eso, no hay mejor manera de eliminarla que con el trabajo de un dentista.
Raspa tu lengua. Hoy en día, los cepillos cuentan en su parte trasera con una superficie que ayuda a remover las bacterias y los residuos de alimentos ingeridos. Hazlo tras el cepillado y enjuágate con un refrescante bucal.
Remedios sencillos
Una recomendación que nunca falla es la de enjuagarse la boca con bicarbonato de sodio y agua. Esto logra cambiar en el mejor plan el ph de la boca, atacando la producción de bacterias que causan el mal aliento. Atención, se trata únicamente de una solución temporal, lo mejor es que luego acuda a su especialista de confianza.
Si el problema es estomacal, un té de menta puede ser una solución con carga doble. Por su componente deja un agradable aroma en tu boca además de ir de frente contra el padecimiento sufrido.
El agua es capaz de ir contra todo mal. Presente como fuente obligatoria de hidratación, es capaz de evitar la resequedad, manteniendo de la mejor forma la salivación.
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