Para gozar de una buena salud bucal en la adultez se deben cuidar los dientes desde que se es un bebé. Los adultos podemos dar fe de que ese debería ser el ejemplo a seguir. Como ya tenemos experiencia es mejor no hacer pasar a nuestros hijos por situaciones molestas. Es mejor inculcarles y ayudarles a mantener una buena higiene dental a temprana edad.
Los odontólogos insisten en que su profesión debería servir para la prevenir las enfermedades dentales. Pero, por el contrario, se ha convertido en una tarea para curar o tratar enfermedades. Esto es precisamente lo que debes evitar que les suceda a tus hijos. Si desde pequeños le inculcas valores y hábitos para mantener sus dientes sanos, seguramente no tendrán problemas cuando estén mayores.
A continuación detallaremos una serie de cuidados particulares para tu bebé.
Todo comienza con la lactancia materna
La lactancia materna no solo ofrece beneficios al sistema inmunológico del bebé, también ayuda en su formación bucal. Es muy conocido que los bebés cuando nacen desarrollan un maxilar más que el otro. Generalmente, el maxilar inferior es más pequeño que el superior. La succión de la lecha materna, ayuda a que la mandíbula pueda avanzar a su posición correcta.
A medida que el pequeñín va creciendo, mientras está en la fase de lactancia, desarrollará correctamente ambos maxilares. Este proceso le permitirá que su mordida esté alineada correctamente. Lo que evitará que los dientes crezcan torcidos, obligando más adelante a usar aparatos correctivos. La ejercitación de los músculos de la dentadura durante la lactancia, previene en un 50% las malas mordidas.
El proceso de lactancia, también ayuda a corregir defectos de la respiración del bebé que puedan afectar a la dentadura. Además, favorece el correcto posicionamiento de la lengua y el desarrollo ideal de la musculatura dental. La lactancia, igualmente sirve para prevenir patrones de deglución errónea. Al mismo tiempo, promueve la formación del paladar y aumenta el flujo de saliva.
Higiene bucal en los bebés
La higiene bucal es muy importante, incluso más que bañarlo porque debe realizarse con cuidado y esmero después de cada comida.
El hábito de la higiene bucal en los bebés debe realizarse desde los primeros días de nacido, después de cada comida, ya sea del pecho materno, fórmulas de leche o cualquier alimento, lo mejor es que tanto el papá como la mamá participen en estos cuidados con la siguiente rutina:
- Lava muy bien tus manos con agua y jabón para eliminar cualquier suciedad y bacterias que no deseamos llevar a la boca del bebé.
- Envuelve el dedo índice de tu mano dominante con una gasa limpia. La mano dominante de los diestros es la derecha y de los zurdos es la izquierda.
- Humedece la gasa con agua limpia.
- Poco a poco y con suavidad introduce el dedo con la gasa en la boca de tu bebé.
- Frota suavemente la gasa sobre la encía, paladar, lengua y parte interna de las mejillas del bebé para retirar los restos de leche o alimento y la placa bacteriana que se forma naturalmente.
Seguramente al principio tendrás miedo y te costará trabajo hacer este aseo bucal; pero no desistas y con la práctica te volverás experto y estarás ayudando a tu bebé de maneras muy importante.
Cuando aparecen los primeros dientes debes realizar la misma higiene y agregar un paso más:
- Retira la gasa de tu dedo índice y úsala como paño para frotar los dientes, lo podrás hacer usando los dedos pulgar e índice de tu mano dominante.
Fase de lactancia y la prevención de caries
La lactancia nocturna supone un riesgo en la aparición de la caries. Muchas veces las madres no limpian los restos de leche de los dientes del nene, y eso está mal.
Restos de leche y ausencia de higiene bucal, es una combinación dañina para los dientes. Mientras dormimos la presencia de saliva en nuestra boca es casi nula, lo que favorece la aparición de las caries. Y más aún si en los dientes quedan restos de leche. Las bacterias podrán darse un festín y reproducirse más fácilmente. Además, hay que tomar en cueta si el bebé se despierta varias veces durante la noche para comer.
A parte de estos factores perjudiciales para la salud bucal, existen otros. Por ejemplo, el tiempo que dura el niño con leche en la boca mientras está dormido. O por el consumo de alimentos azucarados o formulas alimenticias. La poca exposición de los dientes al flúor, que es el útil para el esmalte dental. Ante esta serie de riesgos, es mejor que los padres incluyan a sus hijos en los chequeos dentales.
Los cuidados a partir del año de edad
A partir del primer año de edad se debe mejorar la fase de limpieza de los dientes del bebé. Para ello, es necesario incluir un cepillo de dientes adecuado para el tamaño de su boca. Si el bebé no acostumbra a levantarse durante la noche y no consume alimentos azucarados, el cepillado se puede realizar con agua. O por el contrario, puedes cepillar sus dientes con una crema dental con flúor, la porción debe ser del tamaño de un arroz, debido a que su boca aún es muy pequeña.
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