Gracias a los avances en el campo de la medicina y tecnología, en la actualidad es sumamente sencillo resolver un problema que sufre la mayoría de las personas del mundo: déficits visuales.
A pesar de que existen diversas técnicas láser para corregir los problemas y defectos refractivos del ojo, los especialistas de la oftalmología recomiendan ampliamente la cirugía láser “Lasik”, denominada así por sus siglas en inglés Laser assisted in Situ Keratomileusis, por ser un procedimiento ambulatorio efectivo, rápido, simple, seguro y que garantiza los mínimos riegos posibles durante su realización.
Es por esta razón que esta intervención es una de las más comunes y utilizadas por los expertos, para rectificar las deficiencias refractivas de la anatomía del ojo derivadas por el astigmatismo, miopía e hipermetropía.
Si no tienes complicaciones o enfermedades que te impidan practicarte esta técnica, conseguirás la solución perfecta para liberarte de la necesidad de usar anteojos o lentes de contacto.
¿En qué consiste la técnica Lasik?
El método Lasik es una cirugía ambulatoria que dura entre diez a quince minutos en cada ojo. Esta permite modificar de manera definitiva el tejido corneal, que es la capa transparente que se ubica en la zona frontal de la vista y abarca la pupila, cámara anterior y el iris que la conforman.
A través de este cambio en la curvatura de la córnea, las imágenes podrán proyectarse de manera adecuada sobre la retina y la visión tendrá una amplia nitidez, sin que haya la necesidad de emplear otros medios.
¿Cómo es el procedimiento?
Luego de que se adormece el ojo con un colirio anestésico, el especialista procede a inmovilizar el órgano visual con un anillo de succión corneal fino para impedir que el paciente parpadee; es probable que se produzca alguna hemorragia subconjuntival (sangre en el ojo), la cual se desvanecerá después de una semana de la cirugía.
Durante la intervención, la visión se nubla o se torna totalmente oscura. Una vez asegurado el ojo, se empieza a conseguir un colgajo (injerto) con un instrumento mecánico de microcirugía o un láser de femtosegundos, creándose una capa de tejido corneal que es levantada y desplegada hacia atrás.
Luego, el dispositivo de última generación llamado “Láser excímer”, proyectado con las respectivas medidas del órgano visual del paciente, se posiciona sobre este.
Después de que el cirujano verifica que el láser ultravioleta está en lugar correcto, el paciente fija su mirada en un punto de luz específico conocido como “luz fija o blanco fijo”, mientras dicho instrumento moldea el estroma corneal subyacente, que no necesita suturas pues esta se conservará en su sitio de forma natural.
Para finalizar, el experto sitúa cuidadosamente la capa del tejido corneal en su lugar original y afina las orillas.
Postoperatorio
La recuperación tras una cirugía Lasik suele ser muy rápida y son muy poco frecuentes las complicaciones que puedan surgir de ella. Es necesario que sigas las respectivas instrucciones que te indicará tu cirujano, que básicamente consistirán en la administración de antibióticos y antiinflamatorios -colirios-, los cuales deberás suministrarte durante una semana después del procedimiento para aplacar molestias y evitar inflamaciones, infecciones y lágrimas artificiales.
Asimismo, es importante que no realices actividades que te obliguen a forzar la vista ni frotes el ojo intervenido ni hagas movimientos violentos o deportes de contacto o extremos durante las primeras dos semanas de la cirugía.
Las complicaciones que pueden derivar de esta técnica son de muy baja escala mundial, pues solo entre el 0.2 y el 2 por ciento de los pacientes sufrieron alguna de las siguientes consecuencias:
- Aparición de resplandores o halos nocturnos.
- Ojo seco.
- Sensibilidad a la luz.
- Dificultades para manejar en la noche.
- Infección en la córnea.
- Irritación.
- Ardor o picazón en el ojo.
- Pequeñas manchas rojas o rosadas en la zona blanca del ojo (generalmente temporales).
Infórmate
Para optar a este método es necesario que recurras a un especialista en oftalmología que determinará si eres un candidato para practicarte esta cirugía ambulatoria. Además, te explicarán en detalle cuáles son los posibles beneficios, resultados y riegos según sea tu caso.
De igual modo, es habitual que se descarten a aquellos pacientes que:
- Que sean menores de 18 años, pues hasta la mayoría de edad la visión puede continuar cambiando (en algunos casos la edad comprendida se extiende hasta los 21 años).
- Que su fórmula no esté dentro del registro que admita la corrección de Lasik.
- Que no gocen de un buen estado de salud, pues es probable que este procedimiento no sea recomendable para personas que sufran de glaucoma, diabetes, lupus, infecciones herpéticas del ojo, artritis reumatoidea o cataratas. Independientemente del caso, tienes que conversar esto con tu cirujano.
- Que estén embarazas o mujeres que se encuentren amamantado.
- Que estén tomando los siguientes fármacos: Prednisona, Accutane e Imitrex vía oral.
Este corto proceso, que empezó hace más de veinte años, puede ser el método que te permita obtener los resultados que tanto has buscado para tu visión. No dejes de consultar al cirujano que cuente con la experiencia necesaria en procedimientos Lasik y analizar muy bien todas las implicaciones que abarca esta cirugía de práctica frecuente.
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