Como es natural todos los padres deseamos que nuestros niños tengan un desarrollo óptimo. Desde que nacen, y a lo largo de sus diferentes etapas de desarrollo es recomendable que se realicen evaluaciones médicas para tener la seguridad de que el pequeño va evolucionando en la forma debida conforme a su edad. Existen diferentes tipos de pruebas que el médico puede realizar de manera que ante cualquier sospecha puede ordenar algún tipo de estudio más minucioso.
En el caso de la vista se ha avanzado de tal manera que existe la especialidad de oftalmología pediátrica, en la que se cuenta con medios de evaluación y diagnóstico aún para niños muy pequeños, niños que no hablan o que presentan alguna condición que impide efectuar una valoración convencional. Gracias a esto los oftalmólogos pediatras pueden examinar y diagnosticar a un niño, cualquiera que sea su edad y condición, aún cuando el pequeño no tenga la disposición de cooperar.
Es muy importante la forma en que se maneja la situación cuando un niño tiene que usar gafas, sobre todo cuando está en edad escolar y comienza a quejarse de que sus compañeros lo señalan y/o se burlan de él.
Afortunadamente hoy en día hay muchos personajes infantiles muy populares en los medios, ¡y usan gafas! Por supuesto en las ópticas se ofrecen muy diversos modelos en diseños y colores sumamente atractivos, y que además ofrecen características ideales para ser usados por los pequeños.
En cuanto a la forma de las armazones debe buscarse una que equilibre los rasgos faciales, al igual que sucede en el caso de los adultos. También es muy importante seleccionar el tamaño adecuado en relación a la distancia interpupilar en el niño, la anchura del puente de la nariz, tanto su separación como en el ajuste para evitar que se deslicen. También es básico el hecho de que la pupila quede justo al centro de cada lente, y si se trata de bifocales se debe cuidar muy bien la altura de la línea divisoria.
De preferencia las gafas para niños deben tener patillas blandas y extensibles para que ajusten cómodamente y ofrezcan una buena sujeción. Algunas se enroscan por detrás de las orejas, lo que permite a los niños realizar casi cualquier actividad.
Cuando se trata de niños pequeños lo más recomendable es que se empleen accesorios como correas o bandas de ajuste para evitar que los lentes se desacomoden, se caigan, etc.
En cuanto a las lentes lo mejor es que sean de policarbonato, que son inastillables y pueden tener tratamiento antirreflejante y protección UV.
Dependiendo de las indicaciones del oftalmólogo, las gafas infantiles también pueden ser polarizadas.
Es muy importante que los niños se sientan cómodos con sus anteojos por lo que se recomienda que al inicio el uso sea gradual mientras se habitúan a usarlos y se concientizan sobre la importancia de llevarlos para evitar que su problema de visión se agrave.
Un factor que debe tenerse muy en cuenta es que los niños por naturaleza son inquietos por lo que los anteojos pueden romperse, extraviarse, etc. Por ello se sugiere siempre tener un par de repuesto, lo que además es una buena medida para aquellos niños que fingen extraviarlos para no tener que usarlos.
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