Aunque a simple vista no son nuestros elementos más vistos, muestras muelas conforman una parte muy importante en nuestra dentadura. Su cuidado, como el resto de nuestros dientes, obliga a mantener una adecuada higiene para fortalecerlos con el paso del tiempo.
Su ubicación hace que sea difícil limpiarlos de manera óptima, lo que deriva en el ataque de las bacterias y aparición de las caries, situación en la que un especialista debe tomar cartas en el asunto para resolver el caso de la mejor manera posible.
Atenderlas es nuestro trabajo, así evitamos el malestar de sufrir distintos padecimientos que pueden llegar al punto de hacernos perder la pieza, obligando a remplazarla por una prótesis.
Motivos para preocuparse
Son varias las causas que terminan mermando la calidad de nuestros dientes, y en cuento a las muelas, las más frecuentes son las siguientes:
- Infección: el absceso dental en una dura realidad. causado por las bacterias acumuladas, el pus deteriora de manera agresiva la pieza.
- Periodontitis: con la gingivitis como primer paso, esta suele ser la peor etapa, a la cual se llega cuando no se ha visitado a un especialista. Las encías son el área afectada.
- Golpes: aunque los impactos físicos suelen tener mayor incidencia a los molares y premolares por su ubicación, cuando el golpe se sitúa a un costado del rostro, suele afectar directamente a las muelas.
- Mordida cruzada: frente a esta situación, la falta de balance, sumado a la irregularidad de la mordida, desgasta unas zonas por encima de otras.
De gran importancia
Evitar que el paso del tiempo genere un desgaste natural en los dientes es tarea para personas que sepan adoptar y cumplir con buenos hábitos. Reflejar que te cuidas conlleva respetar las costumbres que realizas desde temprana edad y que te define como persona.
No solo se trata de un tema estético. Recuerda que sin muelas fuertes y saludables será muy difícil ingerir cierto tipo de alimentos, pues estos forman parte importante de la dentadura gracias a su capacidad de triturar la comida.
Mira bien lo que adquieres
Debes poner atención a tus compras, sobre todo a aquellos elementos que son de higiene. Al igual que con algún jabón que no le hace bien a tu piel, la crema dental también suele tener distintos efectos.
Elige siempre una rica en flúor, tus dientes lo agradecerán. Cepíllate los dientes al despertar y antes de dormir. Después de cada comida y si ingieres algo dulce. En ocasiones no concretamos esa tarea luego de comer alguna golosina y el azúcar es uno de los elementos que más daño hace.
Cuando te cepilles, recuerda que es una actividad de persistencia y no de fuerza. Hacer movimientos bruscos puede salir mal y herirte. Tómalo con calma y destina dos minutos a hacerlo. Para alcanzar las muelas debes evitar que las cerdas lastimen las encías por su ubicación.
Expulsor de bacterias
El tema del cepillo dental es importante. ¿Uno eléctrico? Es completamente válido. Recuerda que funciona por baterías, así que adelántate a todo y ten un par en reserva, nunca sabes cuándo dejarán de funcionar.
Si te decantas por uno tradicional, que sea de cerdas suaves. Como explicamos en artículos pasados, la rigidez, rapidez y violencia del acto no elimina las bacterias. Es el manejo del cepillo en la superficie de la muela lo que ayuda a mantenerla saludable.
No existe una cantidad máxima de veces en la que puedes cepillarte a diario. Si sientes que algo en la boca te incomoda, o piensas que tienen un sabor que pueda generar mal aliento, eres libre de volver a cepillarte.
El equipo ideal para tus muelas
El complemento perfecto. El hilo dental no es un capricho para tu boca, así que nunca dudes en tenerlo en tu baño. Úsalo luego de cepillarte, eso sí, también debe ser manejado con delicadez para evitar hacer daño a las encías.
En las muelas, colócalo en el medio de ellas y mueve el elemento suavemente para retirar residuos de comida que se hace imposible de eliminar para el cepillo.
Por su complejidad, hazlo siempre frente al espejo, así podrás ver con mayor detalle las zonas alcanzadas. Un truco: en ocasiones, hacerlo antes del cepillado permite que el flúor se instale entre los dientes.
Un final refrescante
El último paso es el de aplicar un enjuague bucal para mantener un aliento fresco y cerrar con broche de oro un proceso que te permitirá ayudar a mantener a raya la placa bacteriana. Al igual que con la crema dental, elige uno con alta cantidad de flúor.
Si no cuentas con uno, puedes hacer en casa una solución que, si bien no contará con los elementos de grandes marcas, puede servirte. Toma una taza con agua tibia y agrega sal.
Ponla en tu boca y mantenla ahí durante poco más de un minuto, moviéndola para que logre cubrir toda el área dental, sobre todo ese espacio trasero donde se ubican las muelas. Haz gárgaras. Termina escupiendo la mezcla y vuelve a enjuagarte, ahora solo con agua.
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