A finales de 1940 la ciudad de Londres fue sacudida por una serie de desapariciones inexplicables y para sorpresa de muchos un aparato oral fue lo que finalmente le puso fin al terror, en ese momento John George Haigh también conocido como el «asesino del baño con ácido» había hecho todo lo posible para eliminar cualquier evidencia en los cuerpos que eran parte de sus crímenes, dejándolos completamente irreconocibles.
Sin embargo se le escapó un detalle ¿Imaginas cual fue? Su última víctima había dejado una prótesis dental parcial, y el descubrimiento en su posesión fue fundamental para ayudar a los investigadores a identificar a la víctima, llevando a la detención y condena de Haigh en 1949.
Curiosamente los restos dentales son únicos en cuanto a su capacidad para conservarse casi indefinidamente después de la muerte, además el estado de dentición en cada persona es distintivo como vimos en el caso anterior, haciendo que estos registros sean una valiosa forma de identificar restos humanos si los métodos estándares de análisis fallan.
En estos casos la odontología forense es de gran ayuda y se considera a nivel mundial la aplicación de la ciencia dental en el campo del derecho, los dentistas que trabajan en esta área llenan un nicho único en la ley siendo responsables de administrar registros dentales, identificar restos humanos, reportar signos de abuso y presentar evidencia dental como un testigo relevante en casos legales.
En otras palabras: los dentistas forenses estudian la boca de los cadáveres para identificar a las personas involucradas, este recurso de análisis se ha usado como evidencia en tribunales remontándose al año 1692;
Por otro lado, desde 1984 la junta americana de odontología forense estableció las pautas para los análisis de agresiones en las que se producen mordidas por humanos, desde entonces esta organización ha ofrecido voluntariamente diferentes talleres para estandarizar la forma en que se recupera, almacena, analiza y evalúan las marcas de mordida como evidencia legal.
En la actualidad las marcas de mordeduras se recuperan sobre la base de una descripción escrita, un examen de la víctima y el sospechoso, fotografías del sitio de la lesión, evidencia de la saliva, impresiones dentales y muestras de tejido, además se está explorando la opción de usar exploración en 3D y otros métodos de imagen digital con el objetivo de mejorar la precisión de estos análisis.
Las pruebas anteriores se consideran admisibles en un tribunal de justicia, pero las opiniones sobre su validez y fiabilidad han sido históricamente muy controversiales, además existen múltiples factores que distorsionan la exactitud de las marcas de mordedura como por ejemplo: la hinchazón e inflamación de la piel, edad de la lesión, fuerzas musculares aberrantes y cambios en el tejido post mortem.
Por otro lado los análisis relacionados con marcas de mordeduras han sido sumamente importantes para la identificación positiva de sospechosos en casos legales, aunque no podemos dejar a un lado el hecho de que se han hecho identificaciones erróneas en algunos casos, un ejemplo de ello se llevó a cabo en 1989 específicamente en los Estados Unidos cuando un hombre llamado Steven Mark Chaney fue condenado por asesinato y sentenciado a cadena perpetua, basado principalmente en la evidencia de una mordedura y testimonio dado por un dentista forense. Sin embargo después de 28 años la evidencia fue reexaminada y se encontró que era insuficiente, demostrando que la condena de Chaney fue injusta siendo finalmente anulada, pero el caso de Chaney es sólo uno de los muchos que los expertos forenses han citado como una razón para reexaminar el uso de pruebas de mordeduras en salas de tribunales a nivel mundial.
Después de la exoneración de Chaney, la Comisión de Ciencias Forenses de Texas (TFSC) emitió un memorándum sobre su uso como evidencia en casos criminales hasta que se pudiera establecer la confiabilidad con más investigaciones, además el TFSC ha decidido llevar a cabo una auditoría de todos los casos que involucren evidencia de mordeduras en los Estados Unidos.
El futuro del análisis de las marcas de mordida es incierto, pero el desarrollo de la tecnología detrás de él sin duda ha mejorado en los últimos años y lo seguirá haciendo mientras más especialistas incluyendo científicos, odontólogos, abogados y forenses se interesen en abrir nuevos estudios sobre el tema, basándose en su efectividad, nuevas formas para recolectar las marcas de mordeduras y tecnologías que sean en un 99% confiables.
Pero en medio de tanta incertidumbre pensando ¿Qué sucederá con la odontología forense? Hay una cosa que es segura: sus objetivos siempre serán traer justicia a los que han sido agraviados y darles a las familias nombres de los verdaderos culpables.
Ciertamente la salud bucal incluyendo a las caries dentales, enfermedades en las encías, mal aliento e incluso los famosos implantes dentales, son los temas más populares en el mundo odontológico; pero existen otros matices sumamente interesantes que muchas personas no conocen, como por ejemplo el hecho de que la marca de una mordida sea clave en la captura de un asesino.
Este tema abarca muchísimos detalles que no tocamos en este artículo, por eso sigue pendiente de nuestras futuras publicaciones.
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