Es muy común pensar que la salud oral abarca solo el cepillarse los dientes y usar hilo dental pero esto se escapa bastante de la realidad, ya que la alimentación y hábitos diarios juegan un papel fundamental en tú salud bucal, la mayoría de las personas no pensaría dos veces antes de morder sus uñas o comer cubitos de hielo, pero estas simples prácticas pueden causar daño significativo a los dientes, la función principal de estos últimos en nuestra vida es comer y hablar sin ellos no podríamos masticar alimentos y menos pronunciar palabras de forma adecuada, pero en el camino algunas personas le buscaron otras funciones como abridor de botellas o hasta herramienta personal aumentando los riesgos de sufrir un sinfín de alteraciones a nivel dental. Para evitar daños importantes en nuestros dientes e incluso encías es preferible evitar los siguientes hábitos:
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Morderse las uñas
Según estudios realizados a nivel mundial el 60% de los niños y el 45% de los adolescentes se muerden las uñas, este hábito se vuelve menos frecuente después de los 18 años pero puede continuar en la edad adulta, generalmente se considera una práctica inofensiva pero hace que los dientes se desplacen fuera de su lugar, se creen grietas y astillas en el esmalte dando paso a la adhesión de bacterias y futuras caries.
Algunas sugerencias para poner fin a este mal hábito incluyen recortes de uñas regulares y aplicación de una pintura con sabor amargo, muchas personas lo hacen para calmar su estrés o simplemente es una costumbre.
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Rechinar los dientes
Apretar o rechinar los dientes causa una gran presión a las encías y mandíbula generando en el peor de los casos micro fracturas en los dientes, estas no son más que zonas debilitadas en las piezas dentales aumentando el riesgo a sufrir otras complicaciones como caries, adhesión de bacterias, infecciones y rupturas.
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Masticar cubitos de hielo
La temperatura fría y la dureza de los cubos de hielo pueden causar graves daños a los dientes, curiosamente este hábito también es conocido como pagofagia y puede ser un signo de anemia por deficiencia de hierro, la razón de este deseo no está claro según las investigaciones pero en la mayoría de los casos se asocia con estrés.
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Chuparse el pulgar
Es muy común observar este hábito en bebés y niños pequeños, los primeros meses de vida solo se relaciona con la curiosidad de explorar su cuerpo y nuevas sensaciones, pero al pasar los años se convierte en un práctica que causa cambios permanentes en la alineación de los dientes y la mandíbula, que a su vez da como resultados problemas para comer o respirar.
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Morder un lápiz
A medida que el niño crece puede sustituir chuparse el pulgar por otras acciones como lo es morder lápices y otros objetos, también es considerado como un tic nervioso si se realiza de forma constante en pocas palabras es una forma de manejar el estrés.
Al morder un objeto se suministra una cantidad significativa de presión a los dientes y encías, generando posibles microfracturas de los dientes y hasta el desprendimiento de piezas dentales, poner fin a este mal hábito ayuda a que sus dientes se mantengan sanos y fuertes durante mucho tiempo.
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Cepillar demasiado fuerte
El cepillado de los dientes es una parte importante del cuidado dental, pero si esta actividad se realiza ejerciendo demasiada presión y fuerza el esmalte sufre serios daños, sin hablar de la irritación de las encías y desgaste en la zona de la dentina.
Debe ser un balance entre lo suficientemente fuerte para eliminar la placa pero al mismo tiempo suave para no causar daños ni molestias, por esta razón es importante elegir el cepillo de dientes adecuado.
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Usar los dientes como herramienta
La personas comúnmente utilizan sus dientes como herramientas para una variedad de tareas, incluyendo rasgar una bolsa de papas fritas, destapar una botella de esmalte de uñas o rasgar una etiqueta de precio de una pieza de ropa. Podría parecer conveniente en el momento, pero es una mala idea para la salud bucal a largo plazo, este proceso puede causar que las piezas dentales se agrieten generen microfracturas.
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Beber todos los días sodas
¿Sabías que algunos adolescentes toman hasta 3 refrescos por día?
Las bebidas carbonatadas tienden a ser muy ácidas y los efectos del sodio en los dientes pueden causar caries alrededor de la línea de las encías y pérdida de esmalte, también tienen una cantidad significativa de azúcar siendo uno de los principales contribuyentes a las caries dentales, por lo que vale la pena tomar algunas medidas para reducir la cantidad de sodas que consumes.
Te estarás preguntando pero ¿Qué pasa con los refresco sin azúcar? Podría darnos algunos beneficios como menos calorías y azúcar pero todavía contiene ácidos nocivos que dañan el esmalte, así que siguen siendo una opción que va en contra de tú salud bucal.
La mejor opción cuando se trata de proteger tus dientes y encías es eliminar por completo las bebidas carbonatadas, la transición inicial a las bebidas más saludables podría ser un desafío pero con el tiempo podrás disfrutar de los jugos naturales y agua que son mejores para la salud en general.
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Uso de palillos para los dientes
Esta práctica ayuda a eliminar los restos de comida entre los dientes, pero si no tienes cuidado puedes dañar el esmalte de los mismos, lacerar el tejido de las encías e incluso romper un diente. Además el uso agresivo de palillos es capaz de dañar las raíces de las piezas dentales, en el peor de los casos una astilla rota podría generar una herida dando como resultado infecciones bucales.
Para proteger los dientes y encías contra daños elige otras formas de eliminar restos de comida como por ejemplo hilo dental, en el caso que solo tengas a la mano un palillo intenta utilizarlo con cuidado para no lesionar tus dientes ni encías.
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Fumar
Todos sabemos que fumar es un mal hábito, este causa la falta de oxigeno al torrente sanguíneo por lo tanto las personas son más susceptibles a padecer infecciones, además obstaculiza la capacidad que tiene el cuerpo humano para sanar adecuadamente las encías infectadas. Por otro lado produce más placa dental y acelera la gravedad de enfermedades dentales existentes, induciendo la enfermedad periodontal y pérdida ósea.
El tabaco irrita el tejido de las encías causando recesión en las mismas, exponiendo la raíz de las piezas dentales abriendo la puerta a posibles caries, además las raíces expuestas pueden causar dificultad para comer o beber, ya que son más sensibles al calor y frío. A menudo los azúcares se añaden al tabaco sin humo para mejorar el sabor, lo que resulta en un mayor riesgo de caries dental, sin mencionar, que el tabaco contiene arena y tierra que promueve el daño a los dientes y encías.
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