Ya hemos hablado en otros artículos acerca de la enfermedad periodontal, y sus múltiples riesgos para la salud de quienes la padecen.

La enfermedad es progresiva, ¿cómo es que esto sucede? Pues en condiciones normales, la encía y el hueso deben estar ajustados al diente, cuando se presenta la enfermedad periodontal, los tejidos que soportan al diente en la posición correcta se inflaman y eventualmente se destruyen, dejando bolsas o sacos alrededor de los dientes. Estos sacos son un “hábitat” ideal para que se acumulen bacterias, que a su vez harán que los sacos se hagan más y más profundos, derivando en el retroceso de las encías y en la eventual pérdida de los dientes.

Además los hábitos de higiene bucal, existen otros factores de riesgo para el padecimiento de la enfermedad periodontal, y por ello debe acudirse al dentista periódicamente y evitar el aparecimiento de la enfermedad o bien detenerla a los primeros síntomas.

Si usted, o alguna persona cercana a usted, ha sido diagnosticado(a) con periodontitis, tómelo con calma. Hoy en día existen tratamientos para combatir la enfermedad dependiendo, claro, del estado de avance en el que se encuentre.

El tratamiento de la enfermedad periodontal abarca el control de la causa, que es la presencia de la placa bacteriana, y los factores de riesgo; reparar los daños causados por la misma, es decir los sacos periodontales; restaurar y, finalmente, mantener un ambiente saludable.

Los tratamientos generalmente constan de seis etapas:

1. Examen Periodontal completo. En él se evalúa el cuadro del paciente y se elabora un plan para tratar la enfermedad. Asimismo se toman radiografías y fotografías necesarias.
2. Limpieza profunda y control de factores de riesgo. Durante esta etapa se busca reducir la inflamación de las encías, lo cual dará paso a una recuperación del hueso de soporte. La clave de ello es una higiene bucal rigurosa que se lleva a cabo en varios planos.

• Plan personalizado de higiene en casa. Su dentista le indicará cómo debe llevar a cabo la limpieza oral en su vida diaria.
• Limpieza profunda para la remoción de la placa bacteriana y el sarro adherido a la raíz de los dientes. Cabe destacar que, si bien no se trata de una cirugía, generalmente se realiza con anestesia local y se lleva a cabo en varias sesiones, ya que la sola limpieza no elimina las bolsas gingivales y se vuelven a hacer acumulaciones mientras no sanen los tejidos. Así pues para prevenir el avance de la enfermedad, es necesario volver a limpiar profundamente en tantas ocasiones como su periodoncista lo crea necesario. Este procedimiento puede derivar en molestias para el paciente, como sensibilidad TEMPORAL y contracción de las encías una vez cicatrizadas, lo cual es tolerable considerando que de no aplicar tratamiento alguno, la consecuencia es la pérdida de piezas dentales.

3. Control de los factores de riesgo. Para que el tratamiento sea exitoso, es importante realizar alguno, varios o todos los tratamientos siguientes, de acuerdo a las necesidades del paciente:

• Proporcionar al paciente un plano de mordida para controlar el daño causado por el desvío de piezas dentales.
• Ajuste oclusal
• Ferulización de dientes débiles
• Extracción de dientes que no son tratables
• Dejar de fumar
• Terapia con antibióticos

4. Control rutinario. Su periodoncista le indicará cuándo se hará un nuevo examen de sus encías para evaluar el proceso de cicatrización y si es necesario recomendará un tratamiento adicional, que puede ser una cirugía periodontal, tratamiento no quirúrgico o consultas de mantenimiento preventivo. Este control se realiza generalmente entre 6 y 12 meses después de iniciado el tratamiento.

5. Cirugía. Si su dentista le recomienda una cirugía, ésta tiene por finalidad remover la placa bacteriana y sarro en la profundidad de las cavidades dentales, corregir las deformaciones de las encías y de los huesos, reducir o eliminar los sacos periodontales y regenerar, si es posible, el hueso de soporte.