Si a tu pequeño le han empezado a salir sus primeros dientes, seguro te estás haciendo un millón de preguntas acerca de cómo cuidarlos y asegurarle una vida libre de problemas dentales desde los primeros años.
Erróneamente, muchas personas piensan que por tratarse de dientes “de leche” que serán mudados durante los primeros años de vida del menor, no es necesario prestar tanta atención a su cuidado e higiene. Sin embargo, esto es un error muy grave.
La higiene bucal debe comenzar a realizarse tan pronto el bebé haya nacido, con una gasa suave de algodón humedecida en agua purificada o previamente hervida. Puedes envolver tu dedo índice con la gasa y masajear suavemente las encías de tu pequeñito, limpiando toda la cavidad bucal. Tras la aparición de los primeros dientes, comenzarás a utilizar un cepillo adecuado a la edad de tu bebé; no olvides cambiarlo de manera periódica.
A la salida de los primeros dientes puedes comenzar a utilizar una pasta dental que no contenga flúor. Una vez que haya aprendido a escupir, puedes comprar una pasta de dientes con la cantidad de flúor que recomiende tu dentista, y ¡cuidado!, ya que esta puede variar dependiendo de la región donde vivas y de si el agua potable es tratada o no con esta sustancia. Asimismo deberás enseñar a tu hijo a utilizar el hilo dental tan pronto los dientes se acerquen uno a otro.
Un punto muy importante es cuidar los hábitos alimenticios de los niños. No le des caramelos macizos, pues si intenta masticarlos puede dañar su dentadura, además de que podría ahogarse al intentar tragarlo. Es muy importante que controles la cantidad de azúcares refinados que tu hijo consume, y esto incluye no sólo las golosinas, sino los pudines, yogurts, pan blanco y pan dulce, jugos de frutas (especialmente si son comprados), bebidas para niños, etc.
El azúcar es adicionado en prácticamente en todos los alimentos procesados, por lo que no solo por sus dientes, sino por su salud en general, opta por alimentos naturales y comida sana. Y no pongas de pretexto que los alimentos naturales son caros, porque definitivamente es más caro atender después problemas de caries y de nutrición.
Asimismo evita que tu bebé se quede dormido con el biberón dentro de la boca, ya que el contacto constante de los dientes con jugos o leche también daña el esmalte de los dientes.
Todo lo anterior tiene como finalidad no solamente prevenir las caries y otras enfermedades dentales, sino reforzar los hábitos de higiene y cuidado personal, así como la autoestima y el respeto a sí mismo.
Si sigues pensando que la dentadura de leche no es tan importante porque después vendrán otros, te cuento más sobre la función de estos dientes. Los primeros dientes le ayudarán a tu hijo a aprender a masticar, lo cual es esencial para fortalecer los músculos faciales.
Además de su función estética, le permitirán desarrollar el habla y pronunciar las palabras correctamente. Un niño que pierde piezas dentales de leche puede entonces enfrentar muchos problemas: desde pérdida de autoestima, hasta problemas de comunicación, lenguaje y socialización Imagínate a ti mismo enfrentado la vida diaria con piezas metálicas, espacios vacíos o dientes manchados. Peor aún, tu hijo podría estar enfrentando además dolor físico y en una edad temprana pudiera no ser capaz de comunicártelo.
La pérdida de piezas dentales de leche puede ocasionar que los dientes que quedan se reacomoden para llenar el espacio vacío. Si esto sucede, la dentadura definitiva puede venir chueca o salir en un lugar incorrecto, lo cual acarreará complicados y dolorosos tratamientos de ortodoncia.
Es por ello que además de la higiene dental, debes cuidar que tu hijo no se fracture los dientes por ejemplo por golpes, y si esto llegara a suceder, o peor aún, si en alguna caída llegase a perder un diente, debes acudir de inmediato al dentista para que evalúe la situación y la atienda a tiempo.
No olvides que la sonrisa de tu hijo es el mejor regalo que la vida te puede dar, ¡es tu responsabilidad cuidarla!
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