Según importantes estudios sobre la salud infantil, se sabe que aproximadamente 1 de cada 4 niños en edad escolar presenta problemas de la vista. Desgraciadamente no siempre son atendidos, por lo que es común encontrar niños con dolor de cabeza, falta de atención o de aprovechamiento, problemas de conducta, ojos enrojecidos o llorosos, etc.

Preguntarle a un niño si tiene dificultades para ver no es una buena medida para saber si ve bien o tiene problemas de visión ya que por su edad no tiene forma de establecer una relación sobre lo que alcanza a ver bien y lo que no. Por otro lado el hecho de que a un niño nunca le duela la cabeza tampoco es una prueba de que ve correctamente.

Actualmente la mayoría de los padres de familia cumplen con los esquemas de vacunación de los niños, sobre todo porque en muchas escuelas es requisito presentar año tras año la cartilla de salud. Pero también es frecuente el hecho de que a los niños solamente se les lleva a chequeo médico durante los primeros meses de vida, y conforme van creciendo solamente se llevan a consulta cuando están enfermos y presentan síntomas como altas temperaturas, fuertes dolores, heridas, etc. Es triste ver que a muy pocos niños se les lleva al oftalmólogo o al dentista para una evaluación si no se observan síntomas alarmantes.

En la actualidad existen muchos y muy confiables métodos de diagnóstico para saber si un niño, por pequeño que este sea, requiere de atención oftalmológica, e incluso existe la oftalmología pediátrica como una especialidad médica.

Trata de tener presente que la evolución de la vista de tu hijo forma parte de su desarrollo integral y por lo tanto debe ser supervisada y valorada en forma periódica. Si fue evaluado de muy pequeño, esto no es motivo para pensar que nunca más va a presentar problemas de la vista. Durante el crecimiento pueden surgir algunas irregularidades que si no son tratadas a tiempo pueden complicarse.

Además de las revisiones médicas tanto tú como sus maestros deben estar siempre en alerta ya que hay señales que pueden indicar que es necesario agendar una visita ya sea al pediatra o al oftalmólogo.

Entre los signos más comunes de que un pequeño puede tener problemas de visión destacan:

• Tendencia a bizquear.
• Enrojecimiento de ojos y/o párpados.
• Ardor, picazón o comezón en los ojos.
• Dolores de cabeza.
• Ceño fruncido y otras gesticulaciones como fruncir los ojos para poder enfocar.
• Falta de atención o de aprovechamiento escolar.
• Tendencia a invertir números o letras.
• Pupilas nubladas.
• Párpados caídos.
• Pupilas demasiado dilatadas.

Si notas que tu niño adopta posturas extrañas y poco naturales para dibujar, escribir, etc, si gira la cabeza hacia un lado para poder ver con un solo ojo algún objeto que está situado al frente, que se frota uno o ambos ojos después de haber estado observando algo, que se sienta muy cerca del televisor o si sostiene los objetos demasiado cerca del rostro para verlos o manipularlos también es conveniente que acudas con el especialista para que realice las pruebas pertinentes para una detección y tratamiento oportunos.