Para tener una buena salud bucal hay algunos pasos que son absolutamente necesarios, como es la higiene bucal y la visita periódica al dentista. Las limpiezas dentales profesionales son importantes para una correcta eliminación de sarro. Este es la placa dentobacteriana ya endurecida e incrustada en los dientes, misma que produce las caries y no es posible eliminarla con el cepillado.
Sin una buena higiene bucal además de caries podemos padecer de problemas en las encías. Estos no se reducen a un sangrado ocasional sino que pueden llegar a complicarse tanto que podemos incluso llegar a perder los dientes por infecciones en las encías.
En la actualidad existen tantos productos para la higiene dental que es posible llegar a pensar que todo se reduce a mercadotecnia y técnicas publicitarias.
Por supuesto que no se necesita tener todos los productos que se anuncian, pero vale la pena de vez en cuando comentar con nuestro dentista de confianza sobre su opinión y la verdadera necesidad que tenemos de aquellos productos que realmente nos pueden ayudar a mejorar nuestra higiene y salud bucodental.
El cepillado sistemático es absolutamente necesario para una buena higiene dental, pero debemos recordar que en la boca existen áreas a las cuales es muy difícil llegar con el cepillo para limpiarlas correctamente. Por ello el uso del hilo dental es muy recomendable ya que ayuda a eliminar placa e impurezas de esos rincones difíciles de alcanzar. Un hilo sin cera desprende mejor la placa de los dientes, pero debe ser empleado con sumo cuidado para evitar lesionar las encías. Unos dientes sin placa están mejor preparados para asimilar el flúor contenido en los buenos dentífricos.
El enjuague bucal debe utilizarse habitualmente ya que tiene propiedades que ayudan a eliminar las bacterias nocivas que se depositan en la boca, entre dientes y encías, en pequeñas lesiones producidas al comer o cepillarse, en la lengua, paladar y mucosas.
Recordemos que los dientes deben ser cepillados pero estos ocupan tan solo aproximadamente el 25 % de la cavidad bucal. El resto también debe ser correctamente aseado ya que por nuestra boca pasan una gran cantidad de cosas que pueden portar bacterias. Además los componentes de la saliva favorecen la descomposición de azúcares y otras sustancias contenidas en los alimentos. El resultado de esta descomposición alimenta gérmenes que pueden dar origen no solamente a la caries sino a otros padecimientos y problemas como el mal aliento o halitosis.
No todos los enjuagues bucales son iguales y es importante cerciorarnos de que no se trata solamente de un saborizante refrescante del aliento. Un enjuague con propiedades anticaries debe contener flúor. Los efectos blanqueadores por lo general no son tan efectivos como promete la publicidad por lo que lo mejor es consultarlo con el dentista. En cuanto a los que ofrecen combatir el mal aliento tienen un efecto relativo por lo que en caso de que este se presente lo mejor es que el dentista haga una revisión detallada para descartar que se deba a otros problemas. Cabe destacar que existen algunos enjuagues bucales con ingredientes como el triclosan que son antibacteriales. Otros contiene ingredientes que evitan la acumulación de sarro, como la clorhexidina.
El enjuague bucal de ninguna manera sustituye al cepillado pero es un muy buen complemento.
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