Vivimos en una época en la que todos necesitamos estar preparados para enfrentar cualquier tipo de emergencia, de la magnitud y tipo que sea, así se trate del área de la salud, del mantenimiento del hogar, de aspectos relacionados con el auto, protección de las compras realizadas con tarjetas de crédito, etc. El contar con buenos planes de seguros puede resultar muy conveniente cuando se trata de emergencias y sobre todo cuando estas nos toman económicamente desprevenidos.
Es necesario estar conscientes de que no todos los servicios médicos que se brindan mediante seguros, ya sean de asistencia pública o privada, cubren todas las áreas de salud como la atención bucal, la atención de la vista y algunas otras.
Cuidar de nuestros ojos y nuestra visión es algo de gran trascendencia, sobre todo cuando se habla de la necesidad de anteojos, intervenciones quirúrgicas, etc. Además gracias a las revisiones periódicas y detalladas de la vista es posible detectar oportunamente una serie de padecimientos que pueden llegar a pasar desapercibidos durante algún tiempo, hasta que el problema llega a ser de gravedad. Tal es el caso de la hipertensión, la diabetes y los tumores cerebrales entre otros.
Antes de adquirir cualquier seguro de visión es necesario conocer las opciones que hay a nuestro alcance y revisar detalladamente los puntos que cubren, los que corren por cuenta del cliente, los costos de las primas anuales y de los deducibles en caso de utilizar los servicios cubiertos por el seguro, y cualquier otro tipo de restricción que se aplique.
En términos generales podemos hablar de que los seguros de visión forman dos grandes grupos. Uno de ellos está formado por los que ofrecen paquetes de servicios y/o beneficios y el otro por quienes tienen suscripciones a planes de descuento. En ambos tipos existen muy variadas opciones que es necesario analizar para finalmente adquirir lo que mejor se adapte a nuestras necesidades y presupuesto. Ambas opciones incluyen alternativas individuales y/o familiares.
En el caso de los planes de descuento, estos simplemente ofrecen un determinado porcentaje de descuento en el pago de los servicios solicitados. Algunos ofrecen descuentos fijos pero en otros puede haber variantes dependiendo del tipo de servicio y/o procedimiento del que se trate. Por lo regular estos planes los ofrecen directamente las clínicas e instituciones que van a brindar los servicios.
Para facilitar la decisión al momento de la compra o contratación conviene sopesar las diferentes alternativas. Algunos planes de seguro tienen una cantidad límite a pagar en los diferentes servicios o productos requeridos. Por ejemplo en el caso de requerir anteojos, muy probablemente el seguro paga hasta un cierto precio. Si los anteojos seleccionados resultan más costosos, entonces el cliente paga la cantidad excedente. En los casos en que se requieran determinados procedimientos generalmente sucede exactamente lo mismo.
Otros factores importantes a considerar son si el seguro o plan de descuentos va a ser familiar o individual, si hay algún límite anual de uso, ya sea en precio o en número de consultas e intervenciones cuáles procedimientos se incluyen y cuáles no, y cualquier otro tipo de restricciones que pueden traducirse en inconvenientes a la hora de hacer efectiva la póliza. Hay que tomar en cuenta las edades de los miembros de la familia ya que los requerimientos en atención de la vista pueden ser muy diferentes si se trata de niños, de adultos o de personas mayores.
Para tener una mayor tranquilidad, como dice el dicho popular, “es mejor prevenir que lamentar”.
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