Los beneficios que tiene la leche para nuestra salud son variados y amplios, pues este alimento es una fuente importante de calcio, magnesio, proteína, fósforo, vitaminas A, D y B. Cuando ingerimos la dosis correcta de estos minerales y macromoléculas, nuestro cuerpo se mantiene sano y fuerte con el paso de los años. Pero, ¿es cierto que la leche fortalece los dientes?
La leche es una sustancia nutritiva de color blanquecino opaco originada por las células secretoras de las glándulas mamarias de las hembras de los mamíferos, cuya función principal es alimentar a las crías hasta que estén preparados para asimilar otras fuentes de nutrientes.
Nosotros, al igual que las crías de los mamíferos, nos amamantamos del pecho materno durante nuestra primera edad. Esta fuente de alimento está compuesta sales inorgánicas, caseína, lactosa, glóbulos de grasa suspendidos, entre otras sustancias. La leche más usada es la que producen las vacas, con ella también se logra obtener el queso, mantequilla, yogur y otros derivados.
Beneficios de la leche
El calcio es uno de los minerales más fundamentales y esenciales para la correcta función de nuestro organismo, tanto si somos jóvenes o seamos adultos. Pues no solo nos ayuda a mantener y fortalecer los huesos para que estén sanos, sino que también nos ayuda a vigorizar y aumentar la matriz de los dientes.
En la medida que nos vamos convirtiendo en adultos, comenzaremos a observar una pérdida progresiva de este mineral. Por eso es trascendental que estemos ingiriendo calcio de manera continua mientras pasan los años y nos topamos con el proceso de envejecimiento.
Asimismo, la proteína más rica que tiene la leche es la caseína, que forma parte de la familia de las fosfoproteínas y contiene tanto fósforo como calcio.
Una de las características de la caseína es que es capaz de crear una capa protectora sobre el esmalte de nuestra dentadura, la cual nos permite prevenir la pérdida de calcio al momento que los dientes estén expuestos a los ácidos que se encuentran en nuestras bocas.
Los odontólogos aseguran que, además del agua, la leche es el único líquido que podemos ingerir entre cada una de nuestras comidas sin perjudicar el bienestar de nuestros dientes, y hasta indican que ayudan a disminuir las probabilidades que se produzcan cavidades dentales en los mismos.
La leche, dientes y desarrollo
Una alimentación equilibrada ayuda al correcto desarrollo y mantenimiento de nuestros dientes, del mismo modo que con los tejidos gingivo-periodontales. En ese sentido, nuestra etapa de amamantamiento es clave al momento de crecer con dientes fuertes y sanos.
Cuando nuestras madres nos amamantan no solo nos alimentan, sino que nos ayudan a asegurar el debido crecimiento y maduración del macizo cráneo-facial, lo que garantizará que las funciones respiratorias y masticatorias estén óptimas, al igual que nuestro bienestar corporal. Pues la columna vertebral se desarrolla dependiendo del desarrollo de nuestra boca.
Ahora bien, cuando aparecen los primeros dientes del niño, es la señal de que ha llegado el momento de masticar, por lo que además de la leche materna hay que incorporar otros alimentos cuya función encuentra el impulso preciso para el correcto desarrollo cráneo facial.
En este sentido, indican que en un cráneo correctamente desarrollado nuestros dientes brotan en los maxilares sin ninguna clase de dificultad en relación con el espacio, sin amontonamiento alguno y cada uno estará en el sitio adecuado, preparados para continuar produciendo una labor equilibrada sin esfuerzo.
Por otro lado, cuando el bebé es criado con biberón, mamadera y/o chupón y no con un amamantamiento correcto, la salud del niño se verá marcada de la siguiente manera:
- El pequeño no querrá masticar.
- Rechazará masticar cosas duras, solo su chupón.
- Su boca no funciona adecuadamente.
- Sus músculos bucales quedan como suspendidos, sin poder realizar los movimientos fuertes de la boca.
- No tendrá una buena función nasal.
- Contará con problemas respiratorios tales como: otitis media, resfríos constantes, respiración bucal, amigdalitis, alergias, entre otros.
Por tales motivos, la leche es un alimento completo y bueno para la etapa de amamantamiento del bebé y su respectivo desarrollo.
Ya cuando el niño es más grande, deben tomar al menos tres vasos de leche (entera o descremada) o consumir sus derivados diariamente, como recomienda la Academia Americana de Pediatría.
La leche y la masa ósea
¿Sabías que después de los 24 años de edad, las mujeres (hombres más tarde) empiezan a perder gradualmente su masa ósea? Se trata de un proceso que se produce de manera lenta y asintomática.
Dicha pérdida no solo perjudica a nuestra salud, sino a nuestra dentadura. Por esta razón, la leche es imprescindible para lograr un balance positivo de calcio, pues alrededor del 50 por ciento de este mineral en nuestras dietas se consigue de la leche.
Un 20 por ciento de los productos derivados de la leche, mientras un 30 por ciento de otros alimentos como cereales, vegetales, frutas, entre otros.
Tomar tanto la leche como sus derivados, además de ingerir agua antes de cepillarnos los dientes, nos ayudará a mantener una buena salud bucodental. Especialmente luego de haber consumido alimentos con alto contenido ácido.
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