Ir al dentista es una parte rutinaria de la vida, pero a un niño el odontólogo no le resulta muy familiar y suele atemorizarles. A menudo estos pequeños piensan que la visita será una experiencia dolorosa.
La reacción de los más jóvenes suele ser normal, teniendo en cuenta que un extraño intenta mirar dentro de su boca con una gran variedad de instrumentos. Es más, en ocasiones los adultos también pueden expresar un poco (y hasta mucho) de miedo ante esta consulta.
Si los pequeños se sienten cómodos con las visitas regulares y experimentan sentimientos cálidos y a su vez confusos hacia su dentista, esto prepara el escenario para una vida llena de buena salud oral porque cuando sean adultos estarán más comprometidos con los chequeos.
Comienza temprano
Las visitas tempranas al dentista ayudarán a que tu pequeño se familiarice con la experiencia dental y aprenderá que estos profesionales son muy seguros, importantes y, lo mejor de todo, divertidos.
La Asociación Dental Americana (ADA) recomienda que lleves a tu pequeño a una visita al odontólogo cuando brote su primer diente, o antes de su primer cumpleaños. Se trata de una consulta introductoria tranquilizadora, que está diseñada para facilitar los exámenes dentales regulares.
Es primordial que se plantee la visita al odontólogo como un momento entretenido y emocionante para toda la familia. Lo mejor es que el primer encuentro sea a los seis meses. Esta consulta es sobre todo de educación para los padres, pero también para verificar la existencia de algún problema con la salud dental del bebé.
Elije un dentista especializado en Odontología Pediátrica
Este punto es muy importante ya que las oficinas de los odontólogos para adultos tienden a ser algo frías y sin “diversión”. En cambio, si llevamos a nuestro niño a un dentista pediátrico se sentirá más cómodo, ya que la mayoría de sus espacios son aptos para los niños.
Por otro lado, leer libros sobre dentistas nos sería de mucha ayuda, ya que pueden contener información útil, atractiva y tranquilizante para los niños. Actualmente existe un sinfín de libros escritos sobre la vivencia de ir al dentista.
Generalmente, describen lo que sucede en el consultorio dental y comparan sus personajes en situaciones divertidas para que los pequeños se den cuenta de que visitar al odontólogo no es realmente un gran problema.
Maneja la visita como algo simple
Cuando nuestro pequeño se prepare para una visita, en especial la primera vez, trata de no incluir demasiados detalles. Por lo contrario, generará más preguntas, y agregar más información sobre un tratamiento adicional podría producir ansiedad.
El director del Departamento de Odontología de Seattle, Chlidren’s Hospital, aconseja lo siguiente: “Evitar decir que todo estará bien, porque si tu hijo termina necesitando un tratamiento, podría perder la confianza tanto en el dentista como en tu persona».
Recuerda siempre utilizar frases positivas como “dientes limpios, fuertes y sanos’’ para que la visita luzca divertida y buena en lugar de aterradora y alarmante.
Intercambia roles
Recuerda ayudar a tu hijo en el desarrollo de una actitud positiva hacia el dentista mientras se divierte al mismo tiempo. Puedes planear un viaje de fantasía al odontólogo en la sala de tu casa y crear juegos al respecto.
Mantén la felicidad y explícale cómo será su visita, bien sea por una limpieza de rutina, rayos X o incluso un relleno. El niño debe saber qué esperar con días de anticipación. Esto contribuirá a que el viaje real sea mucho más ameno.
No pensar en la visita al dentista
Se ha descubierto que la forma más sencilla y eficaz para distraer la mente de los pequeños es simplemente hacer otra cosa, así no tendrán tiempo de analizar lo que ocurre.
Cuando te encuentres en la sala de espera, puedes distraerlos viendo algunos vídeos divertidos o con la música que más le guste. También es posible que desee llevar consigo sus propios juguetes personales, puesto que los objetos que sean familiares ayudan a los niños a sentirte mejor. Al visualizar un lugar extraño, estos objetos pueden aumentar su confianza y ayudarlos a enfrentar cualquier temor.
Mantente relajado
No es descabellado afirmar que la visita a la clínica dental se relaciona con alguna forma de estrés por parte de los padres. A pesar de que no lo expreses en voz alta, los niños pueden absorber esta emoción y sentirse muy angustiados.
Es importante no dejar que tus emociones afecten a tu hijo. Mantén una actitud positiva, con el tiempo se tranquilizarán y el estrés desaparecerá rápidamente.
Conversen sobre la experiencia posterior a la visita
En el camino a casa, habla con tu hijo sobre lo que acaba de suceder. Pregúntale cómo se sintió durante su revisión dental y qué fue lo que más disfrutó de su visita.
Recuerda mantenerte alejado de cualquier discusión negativa que se pueda presentar. La actitud positiva es necesaria en todo momento. Tu hijo detectará tus emociones positivas y posiblemente copie esta conducta.
Así reforzarás sus buenos hábitos. Recuerda que las limpiezas regulares y los controles son la clave para una boca sana, evitando problemas más serios, y es posible que la consulta al dentista sea divertida.
Roberto Gómez G. dice
!! Cierto !!
María dice
A Mi hija de 3 años le tienen que extraer 3 dientes de leche por un accidente. Están flojos de raíz. Como la ayudo y me ayudó a pasar este momento?????
Roberto Gómez G. dice
María:
La seguridad y confianza es contagiosa, así que selecciona un Odontopediatra, platica y verás que son expertos, luego transmite esa confianza a tu hija y verás que todo saldrá bien.
Saludos
Presumiendo dice
Muy buenos consejos 🙂 Aunque no solo los peques tienen miedo al dentista, jajaja, hay que saber transmitirles tranquilidad. 😉 ¡Gracias!