La odontología de alguna forma u otra se ha practicado durante al menos 9,000 años, aunque las extracciones dentales y los tratamientos que se empleaban eran rudimentarios, no podemos negar que las generaciones pasadas estaban repletas de ingenio al aplicar procedimientos quirúrgicos y estéticos ancestrales.

La civilización Valle del Indo en Egipto dejó rastros de sus prácticas odontológicas que se  remontan a 7,000 AC, en Pakistán se han revelado procedimientos que buscaban curar los trastornos relacionados con los dientes, algunos se preguntan ¿Esta información es fiable?

Realmente se extrajo de escrituras antiguas explicando el paso a paso y sobre todo la finalidad de los procedimientos, diferentes especialistas en la actualidad se reunieron para reconstruir estas antiguas formas de ejercer la odontología mostrando que los métodos utilizados eran fiables y eficaces.

Uno de los descubrimientos más curiosos es que ellos mismos desarrollaron sus herramientas de trabajo, años atrás se encontró en un cementerio ubicado en Mehrgarh en Pakistán un arco y taladro de punta de sílex, este cumplía la función de agujerear las piezas dentales para incrustar piedras preciosas siendo los primeros pasos de la odontología cosmética.

La evidencia más antigua de un relleno dental se encontró en Eslovenia, los investigadores encontraron una quijada con 6,500 años de antigüedad donde se evidenciaba una cavidad profunda que había sido rellenada con cera de abejas, hasta la fecha no se ha determinado cuál era su función pero probablemente reducía el dolor e hinchazón.

El mito del gusano dental

La primera y más duradera explicación del origen de las caries dentales se les atribuye a unos pequeños gusanos, estos dejaban una forma similar en las piezas dentales a los agujeros que dejaban los gusanos en la madera.

La idea del gusano dental se ha encontrado en los escritos de los filósofos griegos y poetas más antiguos de la India y culturas chinas, duró hasta los años 1,300 cuando el cirujano francés Guy de Chauliac empezó a cuestionar otros causantes de las caries.

La Odontología en el antiguo Egipto

Los registros históricos revelan numerosos procedimientos dentales y de higiene bucal practicados por los antiguos egipcios, el Papiro de Edwin Smith que data de la Dinastía XVIII de Egipto hacia 1,600 AC incluye el tratamiento de varias enfermedades dentales y el Papiro Ebers que data del 1,500  AC contiene once recetas que pertenecen a tratamientos bucodentales.

La mayoría de estas recetas funcionaban como rellenos dentales rudimentarios, cuando alguien perdía parte de un diente se rellenaba con una mezcla similar a la que usamos hoy en día, contenía un agente de relleno (cebada molida) que se mezcla con una matriz líquida (miel) y un agente antiséptico (amarillo ocre), esto se utilizaba como un relleno real, o férula para mantener el diente en su lugar.

Años atrás algunos científicos realizaron tomografías computarizadas en la cabeza de una momia egipcia con 2,100 años de edad, y también encontraron que las cavidades estaban llenas de lino, lo que puede haber sido sumergido en un medicamento como el jugo de higo o aceite de cedro.

Hesi-Re es el primer dentista nombrado en Egipto antiguo y el mundo entero, fue un oficial, médico y escribano que vivió durante la Tercera Dinastía de Egipto, alrededor de 1,600 AC, además sirvió bajo el régimen del faraón Djoser, llevaba títulos como «Jefe de Dentistas y Médicos», «Doctor del Diente» y «Jefe de los Escribas del Rey». Si bien fue nombrado jefe de los dentistas, no está del todo claro lo que este título significaba en realidad, pero se le atribuye como el primer hombre en reconocer la enfermedad periodontal (enfermedad de las encías).

Los médicos faraónicos no eran ajenos a los trabajos de reconstrucción: hubo tres casos de puentes dentales, unían uno o más dientes perdidos por medio de un alambre de oro o plata alrededor de los dientes circundantes, abarcando la esencia de los puentes dentales que utilizamos hoy en día solo que elaborados con materiales básicos, en algunos casos se hacían puentes con dientes de otras personas que eran donados a los faraones, lo que todavía es sumamente confuso y no se ha determinado es si usaban todos estos dispositivos durante su vida, o después de la muerte cuando eran ordenados antes de su entierro.

A los mayas se les atribuye ser los maestros de la odontología cosmética, ya que adornaban sus dientes incrustando piedras preciosas o tallando muescas y ranuras en ellos, además se encontraron esqueletos en zonas que pertenecían a los mayas con agujeros en los dientes que contenían piedras ornamentales incluyendo jades, eran fijadas con un adhesivo hecho de resina totalmente natural, también usaban la savia de la planta mezclada con otras sustancias y huesos triturados, los dentistas de esa época a lo mejor no tenían un conocimiento sofisticado de la anatomía del diente pero sabían perforarlos sin golpear la pulpa, dentina o nervios.

Odontología en la Edad Media

Durante todo el siglo XIX, la odontología no era una profesión en sí misma, a menudo los procedimientos dentales eran realizados por peluqueros, herreros o los médicos generales, ya en los años 1,400 las prótesis parecían tomar la forma modernizada que vemos actualmente, pero todavía estaban hechas de hueso animal tallado o marfil, aunque algunas estaban elaboradas con dientes humanos.

Los ladrones de tumbas solían recolectar los dientes de personas recientemente fallecidas y venderlos a los dentistas, incluso los pobres solían ganar dinero extrayendo y vendiendo sus dientes, las prótesis dentales no eran muy agradables estéticamente o estables pero para la fecha cumplían su función, un problema grave de estas dentaduras es que no duraron mucho tiempo porque se pudrieron rápidamente.

En 1723, el cirujano francés Pierre Fauchard publicó «El cirujano dentista, un tratado sobre los dientes», y se conoció como el padre de la odontología moderna, su libro fue el primero en describir un sistema integral para cuidar y tratar los dientes, es importante recordar que las prácticas dentales modernas no se habrían desarrollado sin el ingenio y la experimentación de nuestros antepasados, tenemos muchos que agradecerles.