Esto aunque te pueda parecer del todo increíble ¡es muy cierto! Resulta más frecuente de lo que piensas, que después de una revisión bucal en la que tal vez tu dentista no encontró ningún problema con tus dientes o encías, o en todo caso alguna cosa muy mínima, te haya recomendado acudir a algún otro especialista médico. Si esto ya te ha sucedido, o te sucede alguna vez, no pienses que se trata de rarezas o de triquiñuelas para hacerte ir a visitar a tal o cual médico y ellos ganar alguna comisión.
Recuerda que nuestro cuerpo es toda una máquina de funcionamiento integral, y todo se relaciona con todo. Si se te presenta una situación semejante no hagas caso omiso ni dejes para “después” la vista al especialista que tu dentista te recomiende. Los problemas de salud que no son atendidos oportunamente suelen agravarse, y las soluciones se complican.
Nuestra boca refleja claramente nuestro estado general de salud, y también, además de servirnos para alimentarnos y para comunicarnos, puede ser una importante vía de entrada no solamente de agua y comestibles sino de agentes infecciosos, tóxicos y nocivos para la salud.
¿Qué problemas o enfermedades pueden ser detectados en una consulta dental?
En el consultorio dental, durante una inspección bucal de rutina, tu dentista puede notar síntomas que a ti mismo o a las personas a tu alrededor pueden pasarles desapercibidos. Entre ellos figuran algunos que pueden indicar los inicios de alguna enfermedad crónica o algún otro problema que requiera atención seria e inmediata.
Entre los síntomas de enfermedades más comunes que pueden ser detectados en una simple consulta dental de rutina destacan padecimientos como la diabetes, la osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, desnutrición, tabaquismo, cáncer bucal, estrés, reflujo, y algunas otras.
Reflujo gastroesofágico
Este padecimiento lo citamos en primer lugar, no porque sea el más importante de una larga lista, sino porque regularmente se asocia con la acidez estomacal o la gastritis. Muchas personas a quienes se les cuestiona si padecen reflujo gastroesofágico aseguran rotundamente que no. Y ¡hay un gran número de personas que lo padecen y no se han dado cuenta! Aclaremos que el tener reflujo no siempre muestra síntomas y/o molestias como agruras o acidez estomacal, dolor en la “boca del estómago” y otras, por lo que gran cantidad de gente ni siquiera sabe que lo tiene.
Entre el esófago y el estómago hay un esfínter que permite que los alimentos pasen hacia el estómago. Su función también consiste en impedir que el contenido del estómago regrese hacia el esófago. Cuando este esfínter no funciona correctamente entonces los ácidos gástricos se regresan hacia el estómago y pueden llegar a la garganta e incluso a la boca.
No hay que olvidar que estos ácidos son altamente abrasivos, por lo que aunque de alguna manera se diluyan con la saliva u otros líquidos, al entrar en contacto con los dientes pueden causar una lenta pero constante abrasión del esmalte dental, lo que ocasiona una mayor propensión a la caries. A simple vista este no es un fenómeno que podamos notar con ver nuestros dientes al espejo, pero el dentista sí puede apreciar el desgaste y sugerir una visita a un especialista en trastornos gástricos (gastroenterólogo), y además el tratamiento adecuado para los dientes debilitados o lesionados.
Osteoporosis
Esta enfermedad se presenta con mayor frecuencia en mujeres mayores de 50 años o que han pasado ya la menopausia. Es una enfermedad difícil de diagnosticar si no se hacen monitoreos frecuentes, lo cual la mayoría de las personas va dejando “para después”.
En esta enfermedad la densidad ósea va disminuyendo, de manera que los huesos se debilitan y son cada vez más propensos a sufrir fracturas.
Cuando las personas visitan al dentista con la frecuencia recomendada este realiza estudios de rutina de acuerdo a la edad y otras condiciones particulares de cada paciente. Un odontólogo responsable lleva una historia clínica de su paciente, sabe su edad y otras particularidades por lo que puede notar cualquier irregularidad, ya sea en radiografías o en algún otro estudio que realice.
Algunos síntomas de osteoporosis que puede detectar el dentista son:
- Pérdida inexplicable de dientes aun cuando no haya enfermedades en las encías.
- Dificultad para colocar o ajustar dentaduras postizas en mujeres de edad postmenopáusica.
- Pérdida de masa ósea en los maxilares.
La osteoporosis es una enfermedad reversible cuando se detecta a tiempo, por lo que el odontólogo puede hacer algunas recomendaciones generales y por supuesto remitir a los pacientes a un médico especialista.
Diabetes y enfermedades cardiovasculares
Se sabe de muchos casos en los que una visita al dentista ha servido incluso para ¡salvar vidas!
Detalles como mal aliento (halitosis), encías que sangran o que presentan inflamación, maxilares inflamados, y algunos otros síntomas que no necesariamente dan molestias pueden ser indicadores de algunos padecimientos, como por ejemplo:
- Los maxilares inflamados y con dolor pueden ser presagio de ataque cardíaco.
- La halitosis y las encías sangrantes pueden indicar la presencia de diabetes.
- Los maxilares con baja densidad ósea o algunos otros deterioros indican la presencia de osteoporosis
Todo lo anterior no significa que es el dentista quien debe detectar estos padecimientos, pero es muy frecuente que algunos síntomas pasen desapercibidos o bien que se consideren causados por algo sin importancia y haya la tendencia a ignorarlos. Por eso cuando el dentista o algún otro médico te dé una señal de alerta lo mejor es tenerlo en cuenta y actuar lo más pronto posible para poner remedio a la situación antes de que se salga de control o tenga consecuencias lamentables.
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